I. Aclaración bíblica
!Cuántas veces no hemos escuchado a los evangélicos y demás cristianos acusar a los católicos de adorar imágenes ¡. lo que está prohibido en la Biblia, cuando leemos: "Tenga, pues, mucho cuidado de no caer en la perversión de hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer, ni figura de animales, aves, reptiles o peces. Y cuando miren al cielo y vean el sol, la luna, los estrellas y todos los astros, no caigan en la tentación de adorarlos" (Deuteronomio 4, 15-19 ).
Para entender este decreto divino tenemos que situarnos en el contexto histórico, geográfico, cultural y religioso en el momento en que se escribió este libro del Pentateuco: cuando solamente el "pueblo judío" como el "escogido", rendía tributo al único y verdadero Dios revelado a Moisés en el monte Horeb (Exodo 20,3). Por el contrario, las otros civilizaciones y pueblos antiguos que vivían en la región de la Mesopotamia, adoraban falsos dioses (Josué 24,14).
II. Los ídolos de los paganos
Las Sagradas Escrituras hacen varias referencias de estas deidades identificándolas con nombres propios. El principal de todos que rivalizaba con Yahvé, era Baal que significa "Amo o Señor", dios de los cananeos representado en forma de buey, y que fue sometido a la prueba del fuego por el profeta Elías en el monte Carmelo (1 Reyes 18,20-40). También en Babilonio se encontraban los dioses Bel y Marduc (Jeremías 6,23-27), y una enorme serpiente que fue destruida por el profeta Daniel (14, 23-27): al igual, que Moloc, dios de los amonitas con cabeza de toro y cuerpo de hombre ( 1 Reyes 11,7), Dagon, ídolo de los filisteos con figura humana hasta la cintura, y terminando en forma de cuerpo de pez (1Samuel 5,4), El becerro de oro, construido por Aarón y los hebreos durante el éxodo (32,1-8). Mélec, que significa ''rey", y se aplica en el Antiguo Testamento como título a varios dioses legendarios (Isaías 57,9), la "diosa reina del cielo" en Egipto (Jeremías 44, 16-19), al lado de Astarté, diosa cananea de lo fertilidad, Milcom, otro ídolo de los amonitas , Quemos dios de Moab ( 1 Reyes 11, 57), la estrella del dios Refán (Hechos 7,43), Zeus y Hermes para los griegos (Hechos 14,11-12), además de muchos dioses del Canaán (Salmo 106, 38), y de otros pueblo paganos (Jueces 10,6). Todos ellos era imágenes de dioses hechos para adorarlos (Hechos 7, 43).
Estos ídolos de los paganos eran elaborados con "oro, plata, Bronce, hierro, madero y piedra"(Daniel 5,4), "tienen boca, pero no pueden hablar tienen ojos, pero no pueden ver" ( Salmo 115, 4- 8), ya que son verdaderos "altares de los demonios" ( 2 Reyes 23,8), "que no sirven para nada" (Jeremías 2,11), ni pueden salvar ( Isaías 45,20). Por eso, el apóstol San Juan recalca que hay que cuidarse de los "dioses falsos" (1Juan 5,21), "Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos" (Apocalipsis 96,5). Mientras que San Pablo agrega "los dioses hechos por los hombres no son dioses" (Hechos 9,26), "un ídolo no tiene valor alguno en el mundo" (1Corintios 8,4).
III. Condenación de Yahvé a la idolatría
Hay tres razones por las que La Biblia condena este tipo de culto:
1. Porque era algo detestable ante los ojos de Dios: 'Yo soy el Señor, ése es mi nombre, y no permitiré que den gloria a ningún otro, ni que honren a los ídolos en vez de a mí" (Isaías 42,8).
2. Porque el pueblo judío llegó o introducirlos en el templo sagrado de Jerusalén, la ciudad escogida entre todas las tribus de Israel ( 1 Reyes 11,32), después de que el rey Salomón en su vejez Cayena en la idolatría ( 1 Reyes 11, 4; Jeremías 7,30); lo que duró hasta la reforma en el reinado de Josías (2 Reyes 23,4).
3. Porque los israelitas les ofrecieron en su honor vino y cereal (Isaías 57, 6), Incienso en altares de ladrillo y sobre los montes (Isaías 65, 3.7); sacrificaban toros, mataban hombres, degollaban ovejas, desnucaban perros y derramaban la sangre de los cerdos (Isaías 66,3). Incluso, "han sacrificado en el fuego a sus propios hijos" (Ezequiel 23, 37).
Fueron estas las causas por las que el Señor castigó ejemplarmente a Israel ( Jeremías 44. 22-23).
IV. Las imágenes sagradas
El mismo Dios del cielo le ordenó a su pueblo construir figuras con fines curativas, sagradas y decorativas; como la "serpiente de bronce" que fue utilizada como antídoto contra la mordedura de estos reptiles en el desierto del Sinaí (Números 21, 8); o el "arca de La alianza", cofre hecho de madera de acacia y recubierta de oro, con dos querubines en la tapa, y en cuyo interior se encontraban las tres grandes reliquias de la "Antigua Alianza", que eran las tablas de la ley, el bastón milagroso de Aarón y una jarra de oro con parte del maná (Exodo 25.10-22; Hebreos 9,3-5). Era tal su importancia y dignidad que Yahvé descendía en medio de una nube sobre ella, en el lugar más sagrado de la tienda y del templo, que era llamado como el "Santísimo" (Levítico 16,2; Hebreos 9, 1-3), aquí daba las órdenes para los israelitas "desde lo alto de la tapa, de entre los dos seres alados" (Exodo 25,22), "que representaban la presencia de Dios"(Hebreos 9,5) . Solamente los levitas (ayudantes de los sacerdotes) debían cargarla cuando era trasladada en procesión de un lugar a otro (1 Crónicas 15, 1-2); nadie a parte de ellos podían tocarla, pues morían en el acto ( 2 Samuel 6, 6 - 7). El propio Josué en compañía de los ancianos de Israel, se postraron delante suyo para hacer oración al Señor (7,6), comparar con (2 Crónicas 20,18). Caso contrario fue lo que le sucedió a los tres jóvenes hebreos: Sadrac, Mesac y Abed-Nejo; quienes no quisieron arrodillarse para adorar la estatua de oro que mandó a construir el rey Nabucodonosor en Babilonia (Daniel 3,1-18). Cumpliendo así el mandato de la ley mosaica en Deuteronomio 5,8-9.
V. El templo de Jerusalén
Este recinto sagrado era llamado como la "casa de Dios" (2 Crónicas 6,18), "Santo Templo" (Salmo 68,5) o "templo del Señor" (1Samuel 1,9.24); era considerado como "una figura del santuario verdadero" (Hebreos 9,24); y estaba adornado en un principio por "seres alados, palmeras, flores, granadas, frutas, leones, toros y guirnaldas" (1 Reyes 6, 18.29.32.34-35; 7,19-20,25. 29.36). El ya mencionado rey Salomón, hizo dos enormes ángeles de madera de olivo y cubiertos de oro, para que custodiaron el Lugar Santísimo (1 Reyes 6,23. 28-29). Anteriormente, Moisés había dado ordenes a los artistas para que confeccionaran en el Santuario, diez cortinas de diferentes colores bordadas con dos seres alados (Exodo 26,1.31-33; 36,8.35); y todo esto con la aprobación celestial. Es más, en la visión que el profeta Ezequiel tuvo del "templo futuro", aparecen dos imágenes de un ángel con cara de hombre y otro con cara de león, al lado de más "seres alados y palmeras"(41, 18-20).
VI. Conclusión final
Son estos los argumentos bíblicos que tiene la religión católico desde sus mismos orígenes históricos en las catacumbas romanas (considerados los monumentos cristianos más antiguos), para tener representaciones artísticas en sus iglesias de Jesús como el "buen pastor", o el "pez" símbolo del Mesías; además de crucifijos, iconos e imágenes de la Virgen María, los ángeles y los santos; que están hechos no para adorarlas, sino para veneradas, y dirigir nuestras plegarias al Altísimo ( 2 Samuel 22,7).
! Cuántas veces no hemos escuchado a los evangélicos y demás cristianos ¡ acusar a los católicos de adorar a " María " como si fuera una "Diosa"; desobedeciendo así el primer mandamiento de la ley de Dios dado a Moisés en el monte Sinaí, que dice: " Adorarás al señor tu Dios y sólo a él darás culto ". (Deuteronomio 6,13), " no tendrás otros Dioses a parte de mi" (Exodo 20, 3).
Hay que tener en cuenta que la Iglesia Católica ha aceptado fielmente este decreto divino en la persona de " Dios Padre" y en "Jesucristo" quien " es la imagen visible de Dios, que es invisible ", ( colosenses 1, 15). " El es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es" ( Hebreos 1,3). Que quede claro que los católicos no " adoramos" a María, sino que la " veneramos" ( Respeto especial), porque es ella la mujer escogida por el Padre Eterno, para que fuera la madre de su "hijo unigénito" pues " la mujer dio a luz un hijo varón,. El cual ha de gobernar a todas las naciones con cetro de hierro" (Apocalipsis 12, 5), ( Lucas 1, 32- 33).
Por esta razón, el ángel San Gabriel recalca que María es " la favorecida de Dios" ( Lucas 1, 28) , y su prima Santa Isabel la llama "Bendita entre todas las mujeres " ( Lucas 1, 42); es también la "nueva Eva" , anunciada desde el principio en el libro del Génesis después de la desobediencia de nuestros primeros padres en e paraíso, cuando " Dios el Señor" le dijo a la serpiente : " Haré que tu y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia" ( 3, 15). Por otra parte , de la vida de María sabemos que era una joven de raza Judía de unos 15 años de edad, que vivía en el pequeño pueblo de Nazaret ( Israel), y estaba comprometida en matrimonio con José, descendiente del rey David ( Lucas 1, 26 - 27), hombre " justo" o " santo" ( Mateo 1,19) . Igualmente, las Escrituras nos aportan una valiosa información sobre las virtudes en ella, como la obediencia absoluta al mandato de Dios, al responder al ángel "Hágase en mí según tu palabra ", y su humildad llamándose así misma como la " esclava del señor" ( Lucas 1, 38). La concepción del Hijo de Dios, es fruto del Espíritu Santo y el poder del Dios Altísimo, que descansó sobre ella como una nube (Lucas 1,35); tal cómo sucedía cuando Yahvé descendía en la Tienda del Encuentro del Santuario, construido por Moisés (Exodo 40,35). Por eso, la Virgen María es llamada por los teólogos como el "nuevo Santuario". También se destaca La pobreza en que vivía con su esposo, ya que " sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón" (Lucas 2, 6 - 7); Asimismo, en la presentación del niño en el templo con el humilde sacrificio de un par de tórtolas o dos pichones de paloma (Lucas 2,24). Su angustia al encontrar después de tres días de desaparecido a Jesús de doce años, sentado entre los doctores de la ley en el santuario de Jerusalén ( Lucas 2, 48), guardando todas estas cosas en su corazón (Lucas 2, 51). La fidelidad a su Hijo en la bodas de Caná, al indicarle a los que estaban sirviendo el vino " Hagan todo lo que el les diga" (Juan 2,5); y en el Pentecostés, cuando recibe el Espíritu Santo en forma de llamas de fuego, en compañía de los once apóstoles , los parientes de Jesús y otras mujeres ( Hechos 1, 12 - 14).
Del mismo modo, el dolor de toda buena madre al ver a Cristo clavado en la cruz lleno de heridas y golpes en todo el cuerpo (Juan 19, 25; Isaías 52, 13 -14), hasta el punto que era como si una espada le traspasara su alma. Cumpliéndose así la profecía de Simeón, cuando el pequeño Jesús fue presentado por sus padres en el templo de la Ciudad Santa según la ley mosaica ( Lucas 2,22-35; Juan 19,31-34). Sin embargo, y a pesar del agotamiento físico y la cruel agonía en el madero, el Mesías antes de Morir sacó fuerzas suficientes para encomendar el cuidado de su madre, a Juan, el "discípulo amado", quien "la recibió en su casa" (Juan 19, 26-27).
Por todos estos argumentos bíblicas, la Iglesia Católica reconoce que María es la " madre del Señor" ( Lucas 1,43), quien tomó la naturaleza humana al nacer de su vientre para traer la salvación a toda la humanidad (Gálatas 4,4; Filipenses 2,6-8). Como si fuera poco, la Santísima Virgen proclama que todas las generaciones la llamarán "Bienaventurada" porque el Todopoderoso ha hecho en ella grandes cosas ( Lucas 1,48 - 49); y en el último libro de la Biblia, llamado el Apocalipsis ( o Revelación), la muestra como una "reina radiante" pues " Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de dos estrellas en la cabeza" ( 12, 1).
La virginidad de María a la luz de la verdad bíblica
I. La profecía
Un hecho en común entre la Iglesia Católica y las demás confesiones cristianas, es en afirmar según la revelación sagrada que la madre del Hijo de Dios, sería una "doncella virgen" (Isaías 7,14; Mateo 1,22-23).
II. El matrimonio con José
En los designios del Altísimo era necesario que la madre del Salvador, tuviera un apoyo moral, económico y de protección en la crianza de su hijo. Este matrimonio sería completamente consagrado al servicio divino, así lo podemos anotar en los siguientes pasajes bíblicos:
> Cuando el ángel San Gabriel le comunica a María que ella sería la madre del Emanuel (Dios con nosotros), deja en claro su condición virginal (Lucas 1,34).
> Cuando María se encontraba embarazada, José, su marido como hombre justo o santo, y a pesar de desconocer todavía que lo concebido en ella era fruto del Espíritu Santo; no quiso denunciarla públicamente por infidelidad a las autoridades religiosas, como mandaba la ley mosaica (Matea 1,19; Juan 8,3-5).
> Los protestantes creen que José y María tuvieron relaciones maritales, ya que el evangelio de San Mateo (1,25); nos dice que "no vivieron como esposos hasta que ella dio a luz a su hijo". Sin embargo, a lo que se refiere el evangelista es que el santo matrimonio compartieron formalmente el mismo hogar, pues antes cuando estaban comprometidos no vivían juntos (Mateo 1,18). igual opinión tiene san Lucas, ya que en el viaje del santo matrimonio de Nazaret a Belén para el censo, nos dice: "Fue allá a inscribirse, junto con María, que estaba comprometida para casarse con él y se encontraba encinta" (2,5).
II. Jesús: Hijo primogénito
Causa confusión en los hermanos separados cuando el evangelio de San Lucas, se menciona que "en Belén, le llegó a María, el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo"(2,6-7); dando a entender que debió de haber tenido más hijos. No obstante, en el contexto bíblico el término "primogénito", hace alusión que el primer hijo de un matrimonio judío quedaba consagrado a Dios (Exodo 13,1-2.12; 34,19); y exigía la presentación del niño Jesús en el templo de Jerusalén (Lucas 2,22-23).Pero El era ya el "Primogénito de Dios" (Hebreos1,6). Asimismo, las Sagradas Escrituras agregan que los "primogénitos" pueden ser "unigénitos" (1Crónicas 23,17); de hecho, Cristo Jesús también es el "Unigénito de Dios" (Juan 3,16; 1,14).
IV. La infancia de Jesús
Los dos únicos relatos que encontramos en el Nuevo Testamento de la infancia de Jesús, no nombran hermanos menores, así por ejemplo:
> En el destierro de la sagrada familia a Egipto y después de la muerte del rey Herodes, un ángel se le aparece en sueños a José ordenándole que regrese a Israel con María y el niño (Mateo 2,19-20). Ahora bien, se sabe con certeza que el Mesías nació en el año 747 de la fundación del imperio romano, siete años antes de nuestra era actual; y el rey Herodes el grande murió en la primavera del año 750, es decir, en el año 4 A.C. Por consiguiente, pasaron de tres a cuatro años; tiempo más que suficiente para que José y María hayan decidido tener alguno de los "cuatro hermanos" y otras "hermanas" del Señor (Mateo 13,55).
> El evangelio de San Lucas (2,41-42), narra que "Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y así, cuando Jesús cumplió doce años, fueron allá todos ellos". Nótese bien, que se dice "todos ellos", ¿Quiénes?, "los padres de Jesús" y el mismo "Jesús". Igualmente, la misma respuesta se saca cuando María después de tres días encuentra a su hijo perdido en el templo entre los doctores de la ley: "- Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia"(Lucas 2,48).
V. El término "hemano" en la Biblia
En el Antiguo Testamento que fue escrito en hebreo y arameo, no hay un vocablo para nombrar a los tíos, sobrinos, primos, cuñados o amigos; y es así como la palabra hebrea "aj" designa muchas veces al pariente más cercano de una misma familia. Del mismo modo, los traductores griegos del Nuevo Testamento traducen el término semítico de "hermanos" (adélfos), en un sentido generalizado. Sobre este punto encontramos el caso de tíos y sobrinos como Abraham y Lot (Génesis13,8;14,16); Labán con Jacob (Génesis 29,13.15). Al igual que a los primos (1Crónicas 23,21-22); a los que pertenecen a una misma nación (Génesis 16,12; Deuteronomio 2,4); a los miembros de una misma tribu (2Reyes 19,12)o pueblo (Exodo 2,11); a los que conforman la misma naturaleza humana (Mateo 5,22; Hebreos 2,11); y a los que tienen un mismo Padre Celestial (Hechos 10,23; Romanos 8,17; Colosenses 1,2; 1Juan 3,9-10).
Vl. Los hermanos de Jesús
Solamente aparecen en la vida pública del Señor, y son llamados con nombres propios: "?No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? (Marcos 6,3). Ahora bien, para tener una mejor comprensión sobre este tema es necesario estudiarlo detenidamente:
> En ningún relato bíblico se afirma que los llamados "hermanos" y "hermanas" del Señor, sean hijos de ella.
> En las bodas de Caná, se nombra a María como "la madre de Jesús" (Juan 2,1.3); y no "la madre de Jesús, Santiago, José, Judas, Simón y otras hermanas", incluso, a la fiesta sólo fueron invitados a parte de María a "Jesús y sus discípulos" (2) y no a sus "hermanos", quienes aparecen después en el viaje a Capernaum (12); lo que da a entender que los "discípulos" son más importantes en la vida de Cristo, que los llamados "hermanos" suyos.
> En la sinagoga de Nazaret, la gente sólo reconoce al Mesías como "el hijo de José" (Lucas 4,22); y no "uno de los hijos de José". Del mismo modo, los judíos de la sinagoga de Capernaum identifican al Divino Maestro como el único hijo de José y de María (Juan 6,42).
> De estos cuatro hermanos, se sabe que "Santiago" el menor y "Judas" Tadeo pertenecían al grupo de los doce amigos del Señor. Sin embargo, se explica que "Santiago" era hijo de Alfeo (Mateo 10,3; Marcos 3,18) y "Judas" como hijo de Santiago (Lucas 6,16; Hechos 1,13).
> En la introducción de la carta de Judas Tadeo (1,1), leemos: "Yo Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago", haciendo una diferencia entre el uno y el otro. Además, en la epístola de Santiago (1,1) llamado como hermano del Señor, también se declara solamente como "Siervo de Dios y del Señor Jesucristo".
> En otro encuentro con su madre y sus hermanos, el Redentor nos exhorta a creer que "los que oyen el mensaje de Dios y lo ponen en práctica, ésos son mi madre y mis hermanos"(Lucas 8,21); hablando de una familia en un sentido "espiritual" y no de "sangre". Porque "a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado" (Juan 1,12-13). Y es por eso, que su Hijo es "el mayor entre muchos hermanos"(Romanos 8,29).
> En la pasión del Santo de Dios en el monte Gólgota, se habla de un grupo de mujeres conformadas por "María" la madre de Jesús, "y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofas" (Juan19,25), en compañía de otra "María la madre de Santiago el menor y de José" con "Salome" (Marcos 15,40). También se encontraba "María Magdalena" y "La madre de los hijos de Zebedeo" (Santiago el mayor y Juan) (Mateo 27,56).
> Cristo utiliza el término "hermano" para dirigirse a los apóstoles, en la aparición a María Magdalena el domingo de resurrección (Juan 20,17), y en el día del juicio final (Mateo 25,40). Incluso, San Pablo agrega que el Señor también se apareció "a más de quinientos hermanos" (1Corintios 15,6).
Vll. María: Madre de la Iglesia
La fe católica enseña que la Virgen Santísima es madre de todos los creyentes, desde el momento que el Redentor en la cruz le encomendó el cuidado a Juan, el discípulo amado, quien "la recibió en su casa" (Juan 19,26-27); cosa que no fuera necesario si El Señor hubiera tenido más hermanos carnales. Ella fue desde ese momento como nos asegura la tradición antigua el soporte espiritual de los apóstoles y discípulos de la naciente comunidad cristiana. Ya que "Todos ellos se reunían siempre para orar con los hermanos de Jesús, con María su madre y con las otras mujeres" (Hechos 1,14).
VIII. Testimonio de los santos padres de la Iglesia
Para los Santos Padres de la Iglesia la "Virginidad de María" era una creencia común, así por ejemplo: San Ignacio de Antioquía martirizado en el año 107, repetía varias veces en sus escritos que "Jesucristo nació de la Virgen María". San Hipólito, sacerdote romano muerto por Cristo en el 213, escribe: "La virginidad de María es un misterio que el mundo no puede comprender, y que se ha cumplido en el silencio de Dios". En este mismo siglo, otro gran apologista Orígenes, rechazaba las charlatanerías de un judío llamado Celso que negaba la virginidad de María; San Efrén muerto en el 373, decía de ella: "Tú eres la más pura en el alma y en el cuerpo, tú sobrepasas en castidad , en pureza y en virginidad a todas las criaturas". En este mismo año, San Ambrosio, obispo de Milán (Italia), redactó una carta a su hermana religiosa en Roma, en la que agrega: "Quién más casta que la madre que ha traído a su Hijo al mundo permaneciendo virgen. Ella era virgen pero no solo de cuerpo sino también de espíritu". San Basilio (+458), subraya: "Los amigos de Cristo no pueden aceptar que la madre del Señor haya perdido su virginidad". Asimismo, San Atanasio (+599), escribió: "María permaneció virgen hasta el fin". Mientras tanto, el célebre Doctor de la Iglesia San Agustín, obispo de Hipona (+430), agregaba: "Jesús nació de madre intacta, pues concibió siendo virgen, siendo virgen dio a luz, y murió virgen".
IX. María y los padres de la reforma protestante
Los fundadores de la reforma protestante, como Lutero, Zwinglio y Bucero; no negaron la integridad y la virginidad de la Madre del Hijo de Dios, pero sí lo hicieron sus discípulos inmediatos.
Las apariciones de la Virgen María
En la historia del cristianismo la Virgen María ha jugado un papel especial, pues desde sus mismos orígenes hasta nuestros días se han registrado infinidad de apariciones suyas; se calculan que son cerca de mil. Solamente en el siglo XX se presentaron casi 500 manifestaciones marianas en 100 partes distintas. Es importante anotar que todas guardan cierta relación con la visión que narra el Apocalipsis (12,1), que dice: "Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza". Del mismo modo, todos los videntes describen a la madre del Redentor como una mujer hermosísima no mayor de 20 años, con facciones bien delineadas, un rostro maternal y puro, en ocasiones sonriendo o con una mirada triste; además radiante y luminosa, pero se le puede mirar a la cara sin hacerle daño a la vista. Incluso, tomando a veces los rasgos típicos de cada región, como en México donde se mostró como una princesa azteca.
Sus vestimentas son de diferentes tonalidades, en Fátima apareció con un traje blanco sujeto por un cordón dorado y un manto bordado en oro; en Lourdes, de blanco con una cinta azul en la cintura, en el convento de las hijas de la caridad en París se dejó ver toda de blanco, y en Guadalupe, lo primera aparición reconocida oficialmente por la iglesia romana, tenía una túnica rosada con un manto azul verdoso. Igualmente, sus ropajes pueden ser un símbolo de protección para el creyente, como ocurrió con la revelación a San Simón Stock de Nuestra Señora del Carmen con un manto café y un velo blanco. Asimismo, la Santísima Virgen se ha dado a conocer con diferentes títulos como: "La Inmaculada Concepción", "La siempre Virgen María", "La Virgen del rosario", "La Reina de la paz" del "cielo" y demás.
Otra cosa en común, es que antes de las apariciones se presenta un ángel como antesala de las mismas, la virgen puede verse sola, otras veces al lado de José y el pequeño Jesús en brazos, con los ángeles custodios, o Juan Bautista y Juan Evangelista. También van acompañas de luces, rayos y truenos, olores y música celestial, hechos milagrosos como el manantial que hizo brotar en Lourdes, que ha curado a miles de enfermos; lluvia de pétalos que desaparecen antes de tocar la tierra, caída de copos de nieve o una especie de escarcha; o la famosa danza del sol en Fátima, ante la mirada atónita de casi cien mil personas.
Ya en cuanto los mensajes son de diferentes características, pues pide insistentemente el rezo del rosario, la penitencia, comunión reparatoria, promesas y palabras de consuelo, lugares de culto a su devoción, además para poner fin a una epidemia o anunciar un futuro castigo si el mundo no deja de ofender a Dios. Ahora bien, las personas escogidas para estos eventos sobrenaturales van desde papas, cardenales, obispos, fundadores de órdenes religiosas, monjes del desierto, misioneros en tierras lejanas, místicos, emperadores, caciques, madres de familia, mendigos, niños o por medio de los sueños como ocurrió con el sacerdote San Juan Bosco en Turín (Italia). De estos videntes podemos destacar al indio san Juan Diego a quien la Virgen de Guadalupe, le dejó impresa su imagen en su capa en el cerro del Tepeyac (México), en 1531. Santa Catalina Labouré, monja vicentina a quien se le manifestó Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en París en 1.830; a una aldeana adolescente de nombre Santa Bernardé Soubiriú en la gruta de Massabielle (Francia), en 1858. Al igual, que a los tres pastorcitos: Lucia y sus primos los beatos Francisco y Jacinta en el valle de Cova de Iría (Portugal), en 1917.
La Iglesia Católica aclara que la "revelación divina" terminó con la venida del Mesías a la tierra (Hebreos 1,1-2), cuyo mensaje quedó concluido con la muerte de Juan, el último de los apóstoles en el año 102 D.C. (1Juan 1,1-3). sin embargo, estas apariciones marianas que han sido certificadas como auténticas después de un largo y detallado estudio, y las que se encuentran en este proceso por las autoridades eclesiásticas, son consideradas como "revelaciones particulares", que tienen como meta ayudar a vivir más plenamente la fe del pueblo de Dios.
I. El relato histórico
La aparición de la Virgen de Guadalupe se remonta a los tiempos de la conquista de América, en los territorios de México a manos de Hernán Cortés; cuando en el año 1531 y a escasos doce (1519) de la llegada de los españoles, al recién convertido indio Juan Diego Cuauhtlatoatzin (El águila que habla), se le manifiesta la Reina del Cielo en el cerro del Tepeyac desde el 9 de diciembre hasta el 12 del mismo mes. Ella lo saluda en su lengua nativa el náhuatl, y se llama a sí misma con el nombre de Coatlaxopeuh, que significa "aquella que pisa la serpiente" (comparar con Génesis 3,15). Envía además un mensaje a fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México. Es la voluntad de la Santa Señora, que se le construya un templo en su honor en el sitio de las apariciones, en donde ella se encargará de oír las súplicas de quien la invoque, y de remediar todos los males por su bendita intercesión.
Como era de esperar al pobre indígena se le tildó de loco, pero en vista de su insistencia el alto prelado le manda a pedir a la Señora del Cielo alguna señal divina. La Virgen asede a esta petición y manda a su siervo a cortar diferentes rosas de Castilla en el mismo cerro. Aquí se produce el primer milagro, pues como lo confirman los botánicos era imposible que el frío mes de diciembre, pudiera florecer de forma natural las rosas, en lo alto del monte. Al llegar al palacio obispal y estando solamente en su presencia, el indio Juan Diego deja ver su blanca capa en donde había guardado las rosas tocadas por la Señora, y para asombro de todos aparece la preciosa imagen de la Virgen Santísima. El mismo jerarca la llamó con el nombre de "Guadalupe", en recuerdo de una advocación mariana en Extremadura, España, y coloca la milagrosa tilma en su capilla privada, hasta que se construyó la primera iglesia en el sitio de las apariciones. El santo indígena se trasladó a vivir en una pequeña celda en el cerro del Tepeyac, dedicándose a la oración y a la atención de los peregrinos hasta su muerte el año de 1548.
Otro hecho importante es que en torno a la Virgen de Guadalupe se creó pronto una enorme devoción, se logró en los primeros diez años la conversión de no menos de ocho millones de aztecas y la unidad de su pueblo fracturada por la conquista extranjera. Ya sobre las pruebas históricas se encuentra plasmada en el código Escalada, descubierto por un jesuita español, y fechado en el mismo año de 1548. Igualmente, se conoce el famoso relato Nican-Mopohua, escrito por el también indio Antonio Valeriano, entre los años 1545 y 1550.
III. Milagros y análisis científicos
La tilma o ayate es una pieza fabricada con fibra de maguey, el manto consta de dos partes, en el centro se puede distinguir una costura de hilo del mismo origen que las mantiene unidas. Sus medidas son aproximadamente 1,66 metros de largo por 1,05 de ancho.
Llama la atención para los expertos textiles como la manta que estuvo expuesta directamente al medio ambiente, el polvo, insectos y la intensa humedad; hubiera creado una especie de protección natural durante al menos los 116 primeros años de su exposición, posteriormente fue protegida por una urna de cristal. Es casi imposible que una capa que suele tener una duración máxima de veinte años, se conserva intacta y con aquella viveza en sus colores después de más de 470 años.
Tampoco se explica como a resistido los negros vapores de infinidad de candelabros y lámparas que ardían día y noche a escasa distancia de la impronta. Además la tilma ha sufrido la continua frotación de cientos de miles de estampas, distintivos, banderas, escapularios, medallas y manos; sin afectarla en lo más mínimo.
En 1791 mientras un orfebre limpiaba el marco de oro y plata que protege la imagen, un frasco de ácido nítrico se derramó accidentalmente sobre la parte superior del ayate, según los especialistas la caída de este ácido corrosivo hubiera provocado una considerable destrucción al tejido; pero nada de esto sucedió. Aparece eso sí, una mancha amarilla que está desapareciendo con el tiempo. Asimismo, en la mañana del 14 de noviembre de 1921, un obrero depositó un ramo de flores cargado con dinamita en el altar mayor de la antigua basílica; la bomba hizo impacto a escasos metros de la urna. La explosión demolió las gradas de mármol del altar mayor, los candelabros, floreros, ventanales de las casa vecinas y un Cristo de latón de dobló; pero para sorpresa de todos, ni siquiera el cristal que cubría la imagen de la Virgen sufrió ningún daño.
En el año 1785 se fabricaron don copias de la Virgen Morena, con los mismos materiales y por los mejores pintores de la época ; sin embargo las reproducciones no fueron iguales a la original, y con el tiempo se fueron descolorando y deshaciéndose. En el año1936 el premio nobel de química, Ricardo Kuhn examinó dos fibras del manto, llegando a la conclusión que el origen de los colores, no pertenecían a ningún elemento animal, vegetal o mineral. Seguidamente, en el año 1979 se llevó acabo nuevas investigaciones por científicos de la NASA, con el apoyo de la tecnología moderna. Se descubrió que toda la imagen de aquel tosco e imperfecto material no fue pintada por mano humana; el rostro de la Guadalupana es perfecto y no tiene ningún trazo de pincel. La túnica rosa y el manto azul son tan brillantes y coloridos, como si acabaran de ser hechos, además tienen un simbolismo, pues son los colores del dios supremo de los aztecas, sólo el emperador podía utilizarlos; sobresale en el pecho unas cintas negras que era llevada por las indígenas embarazadas. Así la Madre del Redentor presenta a su Unigénito al Nuevo Mundo. La Señora también está sostenida por un ángel cuyas alas son de las plumas del Tzinitzcan, usadas por los aztecas para confeccionar los ornamentos más preciosos y considerados superior al oro. Las estrellas que lleva en su vestido, corresponde a la exacta posición de las principales constelaciones en el solsticio del invierno, es decir, del momento de la aparición. Por lo tanto, toda la Virgen de Guadalupe es un mensaje cifrado de acuerdo a la cosmovisión de los nativos mejicanos.
IV. Los ojos de la Virgen
Para los científicos lo que más les llamó la atención, han sido las figuras humanas descubiertas mediante ampliaciones por computadora, en los ojos de tan sólo cuatro milímetros; en ellos aparecen entre otros el santo vidente y el obispo Zumárraga. Incluso, si se pasa un haz de luz con un oftalmoscopio en los ojos negros de la Virgen, se puede apreciar como el iris brilla y adquiere profundidad; fisiológicamente son perfectos, tal cual como si estuvieran vivos.
IV. La Emperatriz de América
La Virgen de Guadalupe Fue declarada en el año 1910 por el Papa San Pío X, como "Celestial Patrona de toda América y las Filipinas"; su fiesta religiosa se celebra el 12 de diciembre. Su basílica es la segunda más visitada en todo el orbe católico, después de San Pedro en el Vaticano. Son innumerables los milagros, las curaciones, las gracias y conversiones que se le atribuyen a la "Morenita del Tepeyac", cumpliendo así la promesa que le hizo a San Juan Diego: "No estoy yo aquí que soy tu Madre".