Aparecida 2007
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe
del 13 al 31 de mayo del 2007 · Aparecida - Brasil
Visita del Papa
del 9 al 13 de mayo del 2007
Entrevista realizada por ACI Prensa
21 de mayo del 2007
ACI Prensa:¿Cuáles cree que son los temas fundamentales que deben tratarse en esta V Conferencia?
Mons. Castro: Yo creo que el tema fundamental no es un tema sino una actitud, al mirarnos como Iglesia en América Latina vemos que tenemos muchas cosas que constatar como positivas, agradecerle al Señor por ello. Vemos también que hay muchos aspectos que cambiar, de manera que, es ante todo una mirada a nuestra identidad, ver como somos, como estamos y ver que estamos haciendo; de manera que éste es el punto fundamental. A diferencia de otras de este tipo de Asambleas que miraban más hacia afuera, a llegado el momento también de mirarnos a nosotros mismos con más cuidado, con más detenimiento.
ACI Prensa: ¿Algunos temas puntuales?
Mons. Castro: Hay un tema general que esta presentado en el mismo tema grande de la Conferencia “Discípulos y Misioneros de Jesucristo” esto significa que vamos a mirar que tipo de discípulos se necesitan hoy en América Latina según la realidad del Continente y para saber eso hay que mirar la realidad del Continente. Por eso, nos hemos dado a la tarea en estos primeros días de tener un panorama general antes de entrar a analizar en forma particular los diferentes aspectos. Y, ese panorama general nos hace ver que ante todo tenemos una tarea enorme de evangelización con sus cosas positivas, pero también nos preocupa que la trasmisión de la fe esta fallando, es decir esa fe que pasa de una generación a otra, que pasa de padres a hijos, esa fe que se trasmite a través del hogar pero también a través de la educación, de los medios, a través de tantos aspectos como la misma catequesis entonces necesitamos revisar ese aspecto.
Por otra parte, constatamos que nuestra cultura esta cambiando, una cultura diversa esta gestándose en América Latina. De esto se venía hablando desde antes, pero solo cuando uno ve los efectos y los siente en carne propia constata que es verdad, sino uno piensa que son solo teorías. En realidad esta habiendo un cambio muy grande en el continente, esos cambios tienen que ver especialmente con todo lo relacionado con la vida, con la familia, con la visión moral que se tiene en el Continente, es decir, esa moral objetiva que significa la aceptación de unos principios fundamentales, eso como que se deja de lado para hacerse cada uno su moralidad, de manera tal que se pretende construir desde el comienzo toda una moralidad, poniéndose así en discusión la misma naturaleza humana; si somos diferentes no es porque la naturaleza humana nos hizo así, sino porque la cultura que se inventó el mismo ser humano nos hizo diferentes, de manera que como es un invento, podemos también cambiar, esto lleva a conclusiones en todos los campos. Este cambio de cultura significa que hay que entrar a dialogar con la nueva cultura emergente para de una u otra manera ayudarla a orientarse y orientarse también según los criterios y las luces que nos da el evangelio. De manera que es una tarea de diálogo con las culturas de hoy y una tarea muy parecida a la que tuvieron los primeros cristianos cuando tuvieron que enfrentar culturas que rechazaban el cristianismo porque era algo que no les gustaba y era una novedad, pero poco a poco a través del diálogo se fue creando esa comunión entre fe y cultura que tiene que darse también en nuestra época y en el futuro.
ACI Prensa: Vemos que el reto es grande, por un lado es preparar a los discípulos para que puedan llevar el mensaje de Cristo a una cultura que esta prescindiendo cada vez más de Dios…
Mons. Castro: El discípulo es a la vez misionero, misionero es el que es enviado más allá de las fronteras de su fe hacia los contextos donde no hay fe, no hay acogida de Jesucristo; estamos hablando de contextos sociales, culturales, personales, grupales etc. El discípulo de hoy tiene que tener la valentía de ir más allá de su propia preocupación, no tiene solo que tener la disponibilidad a conocer, amar y a seguir a Jesucristo, sino la disponibilidad a hacerlo conocer allí donde no es conocido, ayudar a que sea acogido y seguido allí donde no es seguido, esa es toda la dimensión misionera del discípulo que hemos querido explicitar en esta Conferencia. Esto significa también que hay todo un gran desafío social como otro elemento fundamental y es que los valores del evangelio no han entrado en muchas estructuras, en muchas instituciones, prima el egoísmo sobre la solidaridad y eso se traduce en la inequidad que esta viviendo el Continente y por eso la falta de desarrollo integral es un problema también ético, es decir, el problema de una solidaridad que no crece porque el individualismo como cultura es bastante fuerte y lleva a cada uno a buscar más su propio provecho y no el bien común que es tan importante.
ACI Prensa: Entonces…¿Podemos hablar del papel fundamental de los laicos en esta perspectiva de una nueva evangelización?
Mons. Castro: El papel del lacio es fundamental porque necesitamos generar toda una serie de transformaciones en el Continente, trasformaciones que sólo los laicos las logran hacer, la jerarquía es la que apoya a los laicos, pero son los laicos los que tienen que generar las grandes trasformaciones culturales, sociales, que necesita nuestro continente. Así que, yo creo que es importante que nos revisemos para ver hasta que punto un cierto clericalismo nuestro le ha cortado las alas a los laicos y cómo ellos tienen que estar en primera línea; a fin de cuentas el sacerdocio esta al servicio de los laicos y lo que se pide del laico es que trabaje para trasformar esta realidad nuestra que necesita vivir más en sintonía con los valores del evangelio.
ACI Prensa: ¿Podemos decir que las reflexiones de esta V Conferencia van a girar en torno a esto?
Mons. Castro: Van a girar sobre la figura del laico fuertemente como discípulo y misionero. Constatamos por ejemplo que hay una gran cantidad de laicos, pero cuando se llega a las fases decisivas en una nación, cuando tiene que aparecer la fe del laico, el laico se esconde, deja afuera la fe y entra solo el político pero no entra el político creyente, solo el político y necesitemos que entre el político creyente y sea capaz de luchar desde la política desde los valores del evangelio.
ACI Prensa: Por eso el Papa Benedicto XVI, en su discurso de inauguración de la V Conferencia ha dado tanto énfasis a la formación de los laicos…
Mons. Castro: Si, yo creo que se necesita esa formación fundamental en el lacio y también una formación específica. Hay muchos niveles de compromiso laical, desde el compromiso sencillo en un hogar donde hay que trasmitir la fe; porque cuando hay un bautismo hay un papá y una mamá que se comprometen a educar cristianamente a su hijo, entonces le trasmiten la fe.
Hay otros niveles como los culturales, educativos, legislativos donde se necesita una preparación, una conciencia y unos contenidos mucho más profundos, entonces hay que formar al laico de una manera mejor. En ese sentido yo creo que podemos decir que muchas veces las universidades nos han defraudado, las universidades católicas de donde deberían salir los laicos supremamente dispuestos a luchar por los valores del evangelio salen en cambio a construirse su propia vida dejándose llevar por las corrientes culturales de la época y no por la inspiración propia del evangelio de Jesús
ACI Prensa: ¿Cuál es el llamado que podría hacer a los laicos?
Necesitamos una nueva generación de laicos aguerridos, dispuestos a dar razón de su fe y dispuestos a luchar desde su fe por la trasformación de nuestra sociedad en la línea que lo pide el evangelio, no estamos hablando de una lucha en favor de la Iglesia, estamos hablando de una transformación del mundo para que seamos más hermanos que nos amemos y menos lobos que nos despedacemos.
Necesitamos laicos metidos en el mundo de la política, de la cultura, de la investigación, de la docencia, en todos los campos; ahí es donde el laico tiene que verdaderamente demostrar lo que es como laico, como discípulo y misionero de Jesucristo en favor de la vida.
ACI Prensa: ¿Cuál considera que es el aporte del Episcopado Colombiano para esta V Conferencia?
Mons. Castro: Nosotros nos hemos preparado antes de venir, hemos analizado cuales son los aspectos en los que tenemos que insistir. Evidentemente, hemos visto ante todo, que debemos insistir mucho en todo lo que es la evangelización, vemos que nuestro esfuerzo evangelizador ha flaqueado un poco, queremos insistir mucho en el aspecto misionero, es decir, de ir más allá de las fronteras de la fe. Muchas veces esa frontera esta a 15 cm. o esta en las mismas instituciones, en las estructuras donde hay que entrar, donde hay que penetrar. Consideramos que el tema del cambio de época es fundamental, es decir, no es que nuestra época este pasando a ser otra época, esas cosas suceden en la historia, no hay que asustarse por ello pero si hay que enfrentar la nueva época, acompañarla para que sea una época que acoja los valores del evangelio aun cuando en un primer momento en muchas esferas donde se siente el ser libre de todo principio, de toda religión, pareciera como querer volver la espalda a la Iglesia, al cristianismo; pero estas cosas sencillamente son expresiones momentáneas, después se recuperan los valores que se dejan de lado y se vuelve a entrar en comunión con la fe y el cristianismo, pero hay que estar en esos procesos muy pendientes, muy atentos, con esa capacidad de diálogo y de diálogo muy humilde.
La gente hoy en día es muy mediática, se deja llevar mucho por lo que es exterior, lo externo cuenta mucho. Yo creo que eso hay que tomarlo en cuenta, por eso Benedicto XVII insiste mucho en el camino de la belleza, que la belleza no es una cosa para tener guardada, es para mostrarla en el buen trato, en las buenas maneras, en la afabilidad, en todo eso que hace que uno se sienta verdaderamente bien con el otro.
Tenemos otros aportes específicos como por ejemplo, llevamos adelante todavía una guerra, una guerra significa también un trabajo por la paz. Queremos dar testimonio de todo lo que hemos hecho por la paz. Hemos tenido muchos sacrificios en esa lucha por erradicar el narcotráfico y hay que dar un testimonio de esta lucha también porque es una realidad; pero lo curioso es que todos los países han hablado de narcotráfico menos nosotros y eso no llenó de satisfacción, porque antes pasábamos por ser los criminales de todo el planeta, pero se va viendo que es un problema internacional, que no es de un pueblo, ni de una nación, es un problema donde se mueven fuerzas poderosas en todo el mundo, y que por tanto se requiere una colaboración de todos, es todos unidos en torno a la erradicación de este problema.
ACI Prensa: No podemos dejar de hablar del aborto en Colombia donde se ha legalizado parcialmente…
Mons. Castro: La Corte Constitucional, la última instancia, tomó esa decisión, una decisión que estoy convencido que viene de fuerzas muy poderosas que están por encima, pero la Corte Constitucional esta hecha de seres humanos, hoy hay estos que se dejaron convencer, mañana podemos tener católicos convencidos que se la quieren jugar por la vida y se puede también cambiar, son inventos humanos que desgraciadamente llevan a la muerte, pero son inventos humanos que se pueden cambiar, de manera que no podemos tirar la toalla, seguiremos luchando a favor de la vida.
ACI Prensa: Y la Iglesia ¿está tomando acciones al respecto?
Mons. Castro: En este momento nuestra acción esta orientada a formar, iluminar la conciencia de los colombianos, en hacerles entender que una cosa es lo legal, otra cosa es lo moral y aún cuando legalmente hay cosas que ahora están permitidas, moralmente no esta permitido; de manera que las personas haciendo esta distinción sepan como actuar, como decidir.
Yo creo que, aun cuando parezca como un poquito triunfalista, después de un año superan escasamente las 50 personas que accedieron al aborto en el país. Eso significa que las personas tienen la conciencia de que eso es algo malo porque va contra la vida de otro ser humano y prefiere hacerlo a escondidas, eso ya es un indicio de que las personas saben distinguir entre lo legal y lo moral.
Por otra parte, tenemos que ayudar muchísimo más a la mujer que esta gestando, tenemos que elaborar una pastoral mucho más dinámica para acompañarla y no solo exigirle sacrificios sino ofrecerle ayudas verdaderamente eficaces.
ACI Prensa: El gobierno ha hecho un contrato con distintas ONG’s para promover la salud sexual y reproductiva de la mujer….
Mons. Castro: Esto es algo muy reciente, el Ministerio de Protección Social hizo un gran contrato con algunos Medios de Comunicación –no conozco los detalles porque paso hace muy poco– por lo que estamos hablando, la conciencia de la gente esta en favor de la vida, entonces ellos necesitan empezar a hacer un trabajo para lograr destruir esa conciencia que favorece la vida y poder promover así con más eficacia el aborto. Me parece que es algo verdaderamente maligno, diabólico, y contra eso tenemos que luchar ayudando a nuestra gente a formar su conciencia, iluminándola para que sepa siempre distinguir entre lo que es legal y lo que es moral.
ACI Prensa: La Iglesia tendrá también que recurrir a los Medios de Comunicación para promover la vida…
Mons. Castro: En la medida que los Medios de Comunicación nos den espacio, porque hay un convenio implícito o explícito para no darle espacio a la Iglesia para hablar, pero no solo eso, sino buscar presentarla de la manera más negativa posible para que vaya perdiendo su autoridad moral.
Basta mirar lo que dijeron los medios sobre la visita de Benedicto XVI… “un fracaso, nadie salió a recibirlo” cosas que son totalmente falsas, cosas que si la gente no tiene con que comparar se las va comiendo.
ACI Prensa: ¿Podemos decir que hay una campaña contra la Iglesia?
Mons. Castro: Si, de eso no hay duda… pero ellos no la esconden lo dicen claramente, creo que esto esta orquestado por algunas instituciones internacionales, españolas y otras que quieren promover una nueva cultura anticristiana, muy subjetiva, muy dada a prescindir de los principios, por eso saben que el muro que más les impiden avanzar es la Iglesia.
ACI Prensa: ¿Con qué fin? ¿Económico?
Mons. Castro: En todo esto hay fines económicos, pero también hay ideologías muy fuertes ahí. Pero detrás, los fines económicos cuentan mucho, de eso no hay duda.
ACI Prensa: El Santo Padre habló de la Teología de la Liberación como un milenarismo que no tiene justificación en la actual realidad latinoamericana. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Mons. Castro: Yo creo que la de la Teología de la Liberación fue, ha sido un momento muy especial y nos ha ayudado a todos a ser más sensibles con la realidad del pobre. La pobreza, la miseria, son cosas que no hemos logrado superar en el Continente y que no hemos logrado superar porque los fenómenos sociales están muchas veces protegidos por elementos culturales que son los más difíciles de destruir, lo social es fácil acabarlo pero lo cultural es muy difícil.
Pensemos por ejemplo en las castas, socialmente hoy no se conciben pero son un elemento cultural dificilísimo de romper, por eso hoy al haber esa transformación cultural tenemos que estar presentes para lograr que ciertos valores como la solidaridad por el otro en necesidad entre fuertemente, diría que la Teología de la Liberación nos hizo muy sensibles a esto. Tuvo sus fallas también, algunas teologías se ideologizaron, en el sentido que medio aceptaban las formas violentas, todo eso que es contrario al evangelio porque el evangelio es todo lo contrario a la violencia, pero tuvo su aporte en este aspecto de que estamos hablando.
ACI Prensa: ¿Cuáles son los principales desafíos de la Iglesia en Colombia?
Mons. Castro: Hay muchos desafíos, algunos de tipo muy pastoral como es el de fortalecer nuestra evangelización, como es el de ayudarnos mucho los unos a los otros; porque hay lugares de Colombia llenos de sacerdotes hay otros donde no hay ni uno, necesitamos ayudarnos más los unos a los otros, reforzar las comunidades cristianas para que sean comunidades más vivas y para hacerlo necesitamos formar a los laicos en la valentía, en la claridad de sus principios, en esa decisión de llegar hasta el corazón de todas las instituciones civiles para transformarlas según el evangelio.
Por otra parte, tenemos un gran problema como es el de la guerra, una guerra que solo podemos superar a través del diálogo, por eso nosotros seguimos insistiendo en la necesidad de una solución política negociada del conflicto Colombiano, esa es como nuestra letanía de todos los días porque no siempre se logra que sea aceptada, el mismo pueblo en su desesperación toma opciones por la guerra pero eso no es así, hay que llegar a sentarse en una mesa, discutir los problemas, cambiar de un lado y del otro y lograr firmar acuerdos de paz que se necesitan.
Por otro lado, tenemos el gran problema del narcotráfico, ese narcotráfico es como el combustible para la guerra pero también es un transformador de cultura porque va generando una mentalidad que yo diría narcotizada en el sentido que coloca el tener en primer lugar, el tener rápido, abundante y como sea; eso significa aceptar en la propia vida la corrupción y esa corrupción después se trasmite a las instituciones como un río contaminándolas. Se entra así en la mentalidad de que los atajos ilícitos son buenos y estos a la larga lo llevan a uno a la cárcel. Una cosa es el camino recto, que es largo, difícil, de honestidad y sacrificio, pero seguro. Colombia ha tomado muchos atajos ilícitos, quiso obtener la seguridad y aceptó el atajo ilícito de los paramilitares; era una solución rápida y fácil, pero una solución que se degenera y causa más muertos, en estos momentos la cantidad de fosas que están siendo descubiertas en el país es impresionante, y hace ver como todo ese accionar del paramilitarismo fue sanguinario como todo ese accionar de los movimientos alzados en armas.
De manera que todo esto que esta sucediendo, nos lleva a una lección grande, estamos en un momento de purificación, purificación que implica que aparezcan todas estas cosas negativas, pero todo eso nos va educando a saber dejar de lado definitivamente los atajos ilícitos y tomar el camino recto que es lo que nos lleva a progresar como se debe.