Aparecida 2007
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe
del 13 al 31 de mayo del 2007 · Aparecida - Brasil
Visita del Papa
del 9 al 13 de mayo del 2007
ACI Prensa entrevistó al Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y Arzobispo de Santiago de Chile, Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa, para conocer su opinión y reflexiones sobre la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe que se realizará del 13 al 31 de mayo en el Santuario Mariano de Aparecida en Brasil; y que contará con la presencia, para la inauguración de este importante evento, del Papa Benedicto XVI.
A continuación la entrevista completa al Cardenal Errázuriz:
ACI Prensa: ¿Por qué es importante la V Conferencia?, ¿Qué valor tiene para la evangelización en América Latina?
Cardenal Errázuriz: Yo creo que lo primero que habría que tomar en cuenta es que existe un lugar de encuentro de las distintas conferencias episcopales de América Latina que se llama Consejo Episcopal Latinoamericano que es un lugar en el cual se trabaja con mucha comunión. Son las distintas conferencias las que eligen a su directivas, las del CELAM. Eligen los obispos que se van a encargar de determinados programas y se reúnen los representantes de las conferencias episcopales cada cierto tiempo, como digo en un espíritu de comunión y colaboración realmente extraordinario.
Mucho de los grandes temas que enfrenta la Iglesia en América Latina y también en el Caribe y también nuestra gente de habla española en Estados Unidos y en otras partes, son comunes, pareciera que los países son muy distintos pero los grandes desafíos son muy semejantes, con mayor intensidad algunos más que otros según el país del cual se trate.
Y esta reunión de conferencias episcopales que es el CELAM es una especie de familia y lo que me convencí es que les gusta reunirse cada cierto tiempo o sea, el mundo sigue adelante, la historia avanza, se presentan nuevos desafíos.
Esta gran familia tuvo un encuentro en Río de Janeiro, mucho antes tuvo otros encuentros. Existió un gran concilio a fines del siglo XIX en Roma que tuvo una importancia enorme, pero después en torno al Concilio Vaticano II tuvieron un encuentro representantes del Episcopado en Río de Janeiro, 10 ó 12 años después en Medellín, después de un tiempo en Puebla de los Ángeles y en el año 92 en Santo Domingo. Los documentos son muy conocidos y han tenido una influencia muy alta en nuestra Iglesia latinoamericana y también más allá de nuestras fronteras y acercándose los 50 años de este Consejo Episcopal, en una reunión que tuvimos se propuso: “hace tanto tiempo que no tenemos un encuentro, han cambiado tanto las situaciones en el mundo en la Iglesia juntémonos nuevamente para reflexionar juntos buscando una orientación pastoral común para toda la Iglesia”.
Ya teníamos una, que fue la dada por el Papa Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica Iglesia en América. Seguramente ustedes recuerdan la gran orientación que entregó, que toda la pastoral debía impulsar al encuentro con Jesucristo vivo como el Camino de la conversión, de la comunión y de la solidaridad para América. Esto estaba entregado faltaba aplicarlo, faltaba a veces descubrir de qué manera se realiza esto o llegar a los pasos siguientes coherentes con esa gran orientación.
Pues bien, cuando comenzamos a reflexionar sobre los cambios que había enfrentado nuestro mundo, nos dimos cuenta que eran muchos. Lo hicimos cuando estábamos celebrando los 25 años de Puebla y lo hicimos allí mismo. Vimos que la situación del mundo ha cambiado, son muchos más claros los síntomas que estamos viviendo, los dolores de parto de una época nueva, es mucho lo que cambia, lo que se pensaba del concepto de familia hace un tiempo hoy en día que se quiere cambiar lo que significa una familia, que se quiere dar igual vigencia al matrimonio de gente del mismo sexo, si se piensa sobre la vida en muchos países nuestros ni había ley de aborto, ha cundido la ley de aborto, o en algunos se asoma el tema de la eutanasia, si piensan en lo que es la libertad y cuando sin lugar a dudas Dios nos entregó la libertad para que nosotros llegaremos a gozar de la vida de Dios de la felicidad de Dios, de la paz de Dios, de la amistad con Él y de repente aparece que la libertad hace que la persona porque es libre no puede atarse, no puede adquirir compromisos para toda su vida, no puede casarse para siempre, es como que perdiera su libertad; son muchos los temas en los cuales uno descubre que hay un cambio.
Otro por ejemplo el tema de la ecología: hace 30 años no era una pregunta importante pero hoy en día el desarrollo sustentable, el cuidado de la naturaleza, la destrucción de la naturaleza por el mismo hombre, la capa de ozono; hay una manera nueva de convivir con ese entorno que es la naturaleza que Dios nos ha regalado; pero también hasta en la astronomía. O sea, el ser humano que al mirar las estrellas empieza a retroceder en la historia y se tiene un sentido distinto de historia, de creación, igualmente la ecología, descubrir la sabiduría de Dios inmersa en esta realidad creada, inmersa en la naturaleza, es un hecho nuevo, en fin, son muchas las cosas que han cambiado.
En nuestros países hay problemas serios, por ejemplo, persiste la pobreza, en una dimensión muy fuerte, aún de extrema pobreza. Hay países en donde ha crecido la extrema pobreza, ha crecido la distancia entre la gente que tiene más ingresos o menos ingresos. Nosotros dijimos en alguna oportunidad: "opción preferente por los pobres" y hay mucha que ha hecho una opción: ha buscado un estilo de vida mas sencillo, se ha preocupado mucho más por ser solidario, pero a nivel de estado se nos arranca la riqueza y la pobreza muchas veces no alcanza a salir de los niveles donde vive y donde alcanza a mejorar un poquito. Sin embargo se distancian los ingresos, es un fracaso nuestro, ser un continente en el cual prácticamente todos somos cristianos bautizados o bautizados en otros grupos cristianos, pentecostales, etc., no católicos, pero todos estamos comprometidos con el Mandamiento Nuevo de amar al prójimo como Cristo nos ama.
Y hay otros síntomas en cuanto a la ética por ejemplo, reconocer que hay valores que son definitivos y que no se pueden vulnerar. Hay respeto, respeto a la vida por ejemplo, respeto a la dignidad de la personas, el sentido del trabajo, el tema de la educación, hay grandes reformas educacionales que han propiciado los estados nuestros. No existían así hace 20, 25 años y la pregunta que surge es ¿si hay una idea de la antropología? y no la hay, y ¿se responde a los grandes desafíos del tiempo actual?: no, están enfocados muchos más al tema de la economía: tener una persona que tenga conocimientos, que sea competitivo y que al día de mañana pueda producir productos que puedan participar en el mercado mundial. Una vez conversando con un gran economista en Chile me decía que el colegio debe tener como meta crear al hombre que produce, al hombre que compite y para que produzca y compita bien también tiene que preocuparse por su felicidad, o sea, cambió todo el orden de las cosas, que la educación no es para la realización de toda la persona sino que simplemente va a enfocarlos en cuanto a la economía y que sea una pieza útil en ese engranaje.
Creo que es un tema de relativismo moral cuando se pregunta qué es lo que debería ser ético, ¿qué debería tener muchas leyes? ¿aquello en lo que haya consenso en la población? pero existe la naturaleza humana, existe la revelación, existe el querer de Dios, no es cuestión de consensos mínimos, por citar algunos temas, existen muchos otros temas sumamente preocupantes.
Pues bien, al ver el cambio enorme, nosotros dijimos: tenemos que juntarnos, reflexionar sobre esta situación nueva que estamos viviendo, que está viviendo la Iglesia en muchos países que está perdiendo miembros, afectada por muchos otros grupos cristianos y por sectas que están quitándole personas bautizadas a la Iglesia Católica. ¿Qué nos pasa a nosotros?, ¿no somos misioneros como ellos?, en fin, era necesario detenerse a reflexionar.
Lo interesante de esto es que la primera vez que nos reunimos los presidentes de las conferencias episcopales y dijimos qué tema debería tener esta V Conferencia, partieron algunos presidentes a diferentes salas, en cuatro comisiones distintas... y todos unánimemente dijeron: "lo importante es que nosotros seamos discípulos de Jesucristo", o sea, que esa gran orientación pastoral de la orientación apostólica: el encuentro con Jesucristo vivo, el encuentro conduce a que las personas que se encuentran con Jesús y a las cuales Jesús llama por su nombre se transforman en discípulos suyos, y en discípulos por una parte que lo siguen, que lo escuchan, que quieren abrirse a Él que es la verdad, que quieren tener una profunda solidaridad con Él, con su camino, con el proyecto de Dios para la humanidad, con la verdad sobre el hombre, sobre Dios, sobre la creación, etc., pero que sea muy claro: nuestra definición no es que solamente nos encontramos con Jesús, eso lleva un compromiso con Él, el compromiso propio de los discípulos, igual si nos lo hubiéramos encontrado junto al lago de Galilea y Jesús se hubiera acercado a alguien y le hubiera dicho: "Sígueme".
Fue muy notable el cambio porque no se pusieron los obispos al centro a decir que hay una gran tarea por realizar, que deben realizar todos los cristianos juntos. Claro que hay grandes tareas y valen todas las conferencias episcopales anteriores, sin lugar a dudas las conferencias generales del episcopado: vale Puebla, vale Santo Domingo y todas las metas sociales y de otro tipo que planteó Medellín. Todo eso vale, pero la pregunta es ¿quién es el sujeto que va a realizar todo aquello?, ¿ese cristiano que hoy no está en la política, que no está interviniendo en la vida pública que a lo mejor tiene una función de un medio de comunicación y no la está cumpliendo como cristiano? Hay un dolor muy grande tanto de la falta de presencia de más católicos resolviendo los grandes problemas del mundo como también un dolor porque la densidad de la convicción del compromiso con Cristo no se expresa suficientemente en muchos ni en la política, ni en la empresa ni en los medios de comunicación ni en tantas otras tareas, por lo tanto, buscar la formación: ser y formar discípulos de Jesucristo que sean coherentes con su fe, bueno, y ser misioneros de Jesucristo, porque cuando Jesús llama no llama simplemente para que la gente camine con Él, lo escuche y lo sigua, sino que siempre llama para enviar para participar también en la misión de Cristo. Uno lo ve en los apóstoles: durante bastante tiempo escuchándolo, siguiéndolo, siendo testigos de los hechos de Jesucristo, siendo los que acogían los mensaje de Jesucristo, hasta que Pedro dice: "Tú sólo tienes palabra de vida eterna". Llega Pentecostés, el espíritu de Jesús se derrama sobre ellos, los que no predicaban antes comenzaron a predicar y Pedro hace algunos milagros, sale por el mundo, están haciendo discípulos a todos los pueblos, por lo tanto no es separable ser discípulos y ser misioneros.
Pero nos encontramos con la sorpresa de vivir en un continente que durante siglos ha sido prácticamente casi exclusivamente católico. Partieron los católicos de aquí a África, partieron a Asia, unos pocos llegaron a Filipinas desde México, pero en general el compromiso nuestro con Jesucristo no llegó, en términos generales, a tal madurez que se produjo un compromiso con la misión de Él, para salir a predicar el evangelio, a entregarle la gran riqueza que el Señor mismo y todo lo que Él nos trajo.
Bueno hay otra realidad, nosotros fuimos durante mucho tiempo continente que tuvo la suerte de ser evangelizado, que tuvo la suerte que muchos misioneros de Europa, de Estados Unidos, de Canadá llegaron a nuestras tierras y nos acostumbramos a recibir gente y a recibir ayuda pero no a despertarla misioneramente y siendo todos más o menos católicos. El espíritu católico de ir a otros y hablarle de Jesucristo estaba en muchos países muy dormido: ¿si todos somos católicos para qué, por qué voy a ir yo a otro a anunciarle la Buena Nueva de Jesucristo? Entonces llamábamos a alguna orden: los Claretianos, los Capuchinos, los Redentoristas, pero no lo hacían normalmente ni el laico, ni el sacerdote diocesano y va cambiando y hay actualmente misiones organizadas por parroquias, hay misiones universitarias, hay misiones familiares, va cambiando. Lo que nosotros quisiéramos es que se llegue a un gran despertar del espíritu misionero en nuestra Iglesia.
Pensamos concluir la V Conferencia con una Gran Misión Continental. Así también lo han aprobado los presidentes de las conferencias episcopales pero tiene que aprobarlo la Asamblea misma. Hasta que no lo apruebe la asamblea es solo un proyecto, un anhelo, pero esa gran misión tiene la finalidad de que ocurra un gran despertar misionero, estamos celebrando aquí en Perú a Santo Toribio de Mogrovejo, el Espíritu Santo lo movió por los caminos del gran Perú de aquel entonces, con todas las dificultades, con una sed de entregar la vida de Cristo en la gente impresionante.
La primera parte del tema de la V Conferencia es precisamente ese: discípulos y misioneros de Jesucristo que vino para instaurar el reino y que todos los hombres llegáramos al conocimiento de Dios a través de Él. Por lo tanto hay una voluntad de construir ese reino de justicia, de paz, de amor, de santidad, de gracia, evidente y nosotros lo formulamos diciendo: queremos ser discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos tengan vida. El Santo Padre, cuando le propusimos el tema dijo: Para que los pueblos en Él tengan vida, en Jesucristo, o sea el gran regalo nuestro a los pueblos es la vida nueva en Cristo, el que sepan que son hijos de Dios, que tienen esa dignidad extraordinaria, que son hermanos, que por lo tanto quieren vivir en la justicia, en la solidaridad, en la benevolencia, en el perdón mutuo, en la generosidad, en el servicio, etc., y que también quieren vivir en esa apertura al Dios de la historia con el que cual se quiere colaborar y con esa apertura al Dios trino al cual se quiere contemplar y servir y sirviéndole, asumiendo los planes de redención de Jesucristo pero también yendo al pobre, al afligido, al encarcelado, al enfermo, al hambriento para encontrar en el también el rostro de Cristo que pide nuestro servicio.
En esto también queremos prolongar la fidelidad de Cristo a la Virgen María, así como la Virgen se preocupó por los esposos de Caná y se preocupó de forma extraordinaria por su propio Hijo, o sea, cuando Cristo moría y cuando era perseguido, la preocupación de ella y la cercanía y el cariño y compartir también la gran finalidad de Jesucristo. Quisiéramos nosotros con la Virgen, hacer esta gran obra de todos nuestros pueblos tengan la cultura de la vida –lo incluyo en el programa naturalmente o sea, el respeto desde la concepción hasta la muerte y también que todos vivan conforme a su dignidad de hijos de Dios, de personas, y todo esto está en la cultura de la vida– sino que también queremos hacerle el regalo a nuestros pueblos de la vida en cristo, esa es la gran meta de nuestra V Conferencia.
ACI Prensa:¿La V Conferencia está dirigida para avivar la fe del católico considerado común y corriente? ¿qué puede hacer el católico de a pie, digamos, en América Latina y en las regiones de habla Hispana para prepararse para esta V Conferencia? ¿o es algo que es hay que dejar solamente a los obispos?.
Cardenal Errázuriz: Yo le quisiera dejar la impresión de que esto es sólo para el católico común y corriente. Si ustedes piensan lo que significa que un sacerdote, que va a ser pastor de una comunidad va a estar animando un grupo, etc. que los mismos fieles perciban con mucha fuerza que esta persona que está dirigiendo nuestra comunidad es discípulo de Jesús, siempre está meditando la palabra de Dios: siempre lo puedo encontrar junto al Santísimo, siempre está haciendo las obras de caridad y de misericordia que Jesucristo nos propuso, que vive el espíritu de las bienaventuranzas porque Él no quiere ser simplemente maestro, quiere ser discípulo que enseña, no quiere ser solamente pastor que guía sino que oveja que –si se quiere– es guiada por Cristo y que al mismo tiempo estaría haciendo la función de guiar a otra gente. Me importa mucho que sea perceptible, que sea visible y que se profundice ese vínculo que existen entre el sacerdote y su Señor y Maestro y que los mismos fieles palpen que estoy frente a alguien que es discípulo de Jesús y que es misionero suyo y lo mismo vale para los obispos.
Lo que estamos tratando de hacer es que todos se preparen. Tiene dos sentidos: uno es que reflexionando sobre nuestro mundo y sobre el hecho de que nosotros somos discípulos y misioneros de Cristo, muchas comunidades a lo largo de América Latina digan: ¿de qué manera podemos ser mejor discípulos y misioneros? ¿cuál debe ser el itinerario, la pedagogía pastoral para que mucha gente sea discípulos y misioneros para que nuestros pueblos en Cristo tengan vida?.
Nosotros estamos en un proceso de reflexión, de discernimiento de la realidad. Recoger experiencias, de itinerarios de formación, muchos están en movimientos apostólicos, otras antiguas órdenes también tienen sus propios itinerarios, queremos recoger estas riquezas de manera que fecunde la vida de nuestro continente. Sacamos un pequeño librito que se llama "Proceso de Participación" que es muy importante porque es una invitación en el que se expone un poco el tema. También existen fichas para que un grupo pueda elaborar un poco el tema y puedan poco a poco ir madurando respuestas que ellos esperan que los obispos den como orientación pastoral.
El segundo aspecto son estos grupos que empiezan a reflexionar sobre esta materia y que ofrece aportaciones de manera que la reflexión de los obispos sea muy cercana a la vida de los fieles de nuestra Iglesia. Otro aspecto es que cuando un grupo entra a reflexionar en este material y dice: "yo que he sido llamado por el Señor, que me ha llamado por mi nombre, que quiere que yo sea mejor discípulo y que ser discípulo significa esto y aquello y que me encuentro ante este mundo, yo de inmediato porque escucho la palabra de Dios en esta preparación de la V Conferencia, yo comienzo este proceso y lo llevo a la práctica". Yo no digo: "ahora estoy viendo verdades, las voy a realizar dos o tres años después cuando ya tenga el documento". No. Sino que si yo me acerco a Jesús, yo le entiendo algo a Jesús yo me digo: "hoy mismo voy a hacer lo que Jesús me pida": entonces es un gran proceso de vida y de oración.
Si es que el Espíritu Santo no actúa, si no es Él el que inspira a los obispos, dándoles su luz, dándole su ardor interior, dándoles esa vibración por Él, las cosas de Dios y por las cosas del pueblo de Dios, son palabras lo que se dice, son papeles los que se escriben, pero no es la obra de la gracia lo que ocurre.
Por lo tanto estamos convocando a una gran corriente de oración, el Papa nos entregó una oración, un texto, la estamos rezando en muchos lugares de América Latina. Muchas de estas cosas que ustedes se van a interesar las puede encontrar en una pagina web: www.celam.info, y ahí encuentran el documento de participación, fichas para el trabajo, también los distintos trabajos. Las conferencias episcopales están entregando fichas para el trabajo, para recoger ellas mismas primero en las diócesis y luego en las conferencias episcopales las aportaciones de los distintos grupos, ya está ocurriendo gracias a Dios, ya ha llegado al conocimiento de muchas gente este trabajo y ya están haciendo sus fichas.