23 de noviembre de 2024 Donar
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3 líderes laicos analizan el documento de trabajo del Sínodo de la Sinodalidad

Presentación del Instrumentum Laboris en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el 20 de junio. Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.

Tres líderes laicos en Estados Unidos compartieron sus impresiones con el National Catholic Register sobre el Instrumentum laboris o documento de trabajo del Sínodo de la Sinodalidad, publicado por el Vaticano el 20 de junio.

El documento, de 50 páginas, fue redactado por un comité de 22 personas en abril y mayo, y fue aprobado posteriormente por el Papa Francisco.

El propio texto subraya que "no es un documento del Magisterio de la Iglesia, ni el informe de una encuesta sociológica", tampoco "ofrece la formulación de indicaciones operativas, de metas y objetivos, ni la elaboración completa de una visión teológica", sino que presenta las "prioridades surgidas de la escucha del Pueblo de Dios" en el proceso sinodal global hasta el momento.

La primera asamblea sinodal se realizará en octubre de este año en el Vaticano.

¿Sorpresas en el Instrumentum laboris?

La hermana Sara Butler, sierva misionera de la Santísima Trinidad, profesora emérita de Teología dogmática y miembro durante dos periodos de la Comisión Teológica Internacional, comenta que le sorprendió "saber que el Sínodo emplearía el método de una 'conversación en el Espíritu'".

Butler precisa que este es "un método de discernimiento eclesial que ofrece a todos en la mesa la oportunidad de hablar, sin refutación ni debate, y da a los demás una experiencia de escucha".

Esto, prosigue, "se asemeja a la práctica de 'tomar consejo' que siguen los miembros de mi familia religiosa cuando nos reunimos para compartir la responsabilidad de las decisiones importantes que afectan la vida y la misión de la comunidad" con el fin de llegar a discernir la voluntad de Dios.

Para Terence Sweeney, teólogo residente en el Instituto Collegium de la Universidad de Pensilvania y editor general del Proyecto Genealogías de la Modernidad, las sorpresas han estado en "las afirmaciones de que la sinodalidad es fundamental para la eclesiología católica".

Al respecto, Sweeney cuestiona: "¿Es eso lo que más se necesita hoy? ¿Los más interesados ​​en leer los signos de los tiempos lo están haciendo realmente?".

En opinión de Stephen White, fundador y director ejecutivo del Proyecto Católico de la Universidad Católica de América, "el texto no contiene verdaderas sorpresas; se trata de lo que se cabría esperar, si no exactamente de lo que cabía esperar. El IL es un documento funcional, una "herramienta de trabajo" como se autodenomina, por lo que no pretende ser gran literatura u ofrecer una teología profunda".

"No es un documento didáctico. Pero se lee como un documento redactado por un comité como resumen de otros documentos redactados por comités", agrega.

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White señala, además, que, en su opinión, "todo es (desafortunadamente, pero, de nuevo, como era de esperar) una especie de ensalada de palabras, plagada de jerga y expresiones de moda".

¿Qué le suscita esperanza?

La hermana Sara destaca que la anima saber que uno de los objetivos es "superar la fragmentación y la polarización en la Iglesia" buscando que "todos se sientan bienvenidos".

Además, se sintió animada por "la comparación de un Sínodo con una asamblea litúrgica en lugar de un parlamento".

Para Sweeney, algo que le genera esperanza son "los tres pilares que prevé: comunión, misión y participación. Son claves para que la Iglesia viva la plenitud de su testimonio".

"Si el Sínodo trata de eso, puede ayudar a dinamizar a la Iglesia. La sinodalidad es y puede ser esencial a la vida de la Iglesia si pretendemos vivir la llamada universal a la santidad y la vivencia universal del servicio, el culto y el testimonio", añade.

Sin embargo, "si se trata de más comités, reuniones y encuentros de boomers (viejos) hablando de 'ser Iglesia', entonces creo que fracasará", concluye.

Para White, "la sinodalidad es realmente importante" y desea "que el Sínodo tenga éxito. Quiero que cada bautizado redescubra su responsabilidad por la misión de la Iglesia".

"Mi esperanza es que el Sínodo ayude a la Iglesia a ser más lo que ya es, un signo e instrumento de salvación, en lugar de guiarla por el camino de tratar de ser lo que el mundo espera de ella", destaca.

¿Qué le produce consternación?

La hermana Sara señala que "el método de discernimiento explica cómo se invitará a los participantes a compartir su experiencia, pero no cómo se someterá a la 'Palabra de Dios'. Por 'Palabra de Dios' nos referimos a veces a la Sagrada Escritura, y a veces (como en Dei Verbum 9-10) a la Escritura y la Tradición tal como se leen en la Iglesia".

En opinión de Sweeney, lo más preocupante "son las conversaciones en el Espíritu". "Me preocupa cómo el Espíritu Santo está siendo desplegado a veces para indicar no la conversión a Cristo en total fidelidad al Depósito de la fe, sino hacia una nueva forma de 'ser Iglesia' o hacia 'una mayor reflexión sobre el Depósito de la Fe y la Tradición viva de la Iglesia' de una manera que insinúa el cambio de ese Depósito", afirma.

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Para White, el Instrumentum laboris "se lee como si lo único seguro que sabemos sobre la Iglesia y su misión es que ella es sinodal, pero lo que eso significa aún se desconoce. Una cosa es que la Iglesia esté más atenta y escuche con más atención; otra cosa es fingir que no sabe lo que sabe".

"El documento no da ningún sentido al drama del pecado y de la redención ni a los desafíos involucrados en la vida cristiana. La palabra 'pecado' nunca se menciona. Es como si todos los problemas de la Iglesia y del mundo fueran un gran malentendido y no el fruto de nuestro pecado, del que Cristo vino a salvarnos y para el cual instituyó a la Iglesia", lamenta.

¿Ampliar el gobierno de la Iglesia?

Al respecto, Sweeney señala: "No. Realmente no busco el gobierno en la Iglesia y ciertamente no busco un gobierno delegado. Cristo eligió a los 12 y les dio las llaves, llaves entregadas a los obispos".

"No quiero gobierno en la Iglesia, quiero ayudar a transformar el mundo. Ese es el papel de los laicos y de los religiosos consagrados. Pasar mi tiempo en un comité diocesano no va a hacer eso. No hay que clericalizar a los laicos", agrega.

White señala, por su parte, que no desea gobierno para los laicos en la Iglesia, aunque precisa que está "a favor de un mejor gobierno (¿quién no?) y un pastor haría bien en conocer y escuchar a sus ovejas".

"Pero no tengo ninguna razón para pensar que la ausencia de las Órdenes sagradas haga que uno sea más capaz en lo que respecta al gobierno eclesial y algunas muy buenas razones para pensar lo contrario", resalta.

¿Qué palabras saltan a la vista en el texto?

En opinión de Sweeney, la acogida y la escucha son centrales, pero también considera que el texto se abre "a aquellos que quieren acoger dejando de lado las duras enseñanzas sobre la ética sexual o el clero masculino. En otras palabras, ¿es esta la bienvenida a Courage International o a Outreach?".

Courage International es un apostolado católico para personas homosexuales desde la correcta doctrina de la Iglesia, mientras que Outreach es un ministerio del polémico jesuita James Martin que promueve la agenda LGBTQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queer) en la Iglesia Católica.

Por su parte, White advierte que "el texto hace poca mención de la salvación o la redención y ninguna del pecado en absoluto. El documento se preocupa mucho por cómo se siente la gente, cómo se la hace sentir o cómo le gustaría sentirse".

"Se habla mucho de 'dinamismo' y 'discernimiento' y cosas por el estilo –lo cual está bien, dentro de lo que cabe–, pero una cosa es afirmar tan excelentes cualidades y otra demostrarlas", agrega.

A pesar de "todo su esfuerzo por ser 'práctico' y 'concreto' en lugar de 'teórico' o 'abstracto', el Sínodo todavía tiene algo así como un problema de 'muéstrame, no me digas'", concluye.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente por el National Catholic Register

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