En esta festividad, el Pontífice pidió la intercesión del santo, quien a pesar de haber vivido muchas incomprensiones y pesares, no perdió jamás su talante alegre ni su espíritu de lucha.
San Luis Gonzaga nació en 1568 en Castiglione delle Stiviere, Mantua (Italia), hijo primogénito de la pareja heredera del principado de Castiglione.
Por asuntos concernientes a su padre Luis tuvo que viajar a España. Estando de visita en la iglesia de los jesuitas en Madrid oyó una voz que le hablaba al corazón: "Luis, ingresa en la Compañía de Jesús".
Luis Gonzaga ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús. Se convirtió en un novicio fiel y cuidadoso, observante de las reglas y desprendido de toda vanidad.
Habiendo renunciado a ser él mismo príncipe algún día, ya que era el mayor de los hermanos y le correspondía, se puso a prueba ejercitándose en los oficios más humildes.
Por ese entonces, la población de Roma se vio afectada por una epidemia y los jesuitas abrieron un hospital en el que ellos mismos se encargaban de cuidar a los enfermos.