VATICANO,
En el interior de la Basílica romana de San Giovanni Battista dei Fiorentini (San Juan Bautista de los Florentinos) se encuentra una de las reliquias más singulares de la Ciudad Eterna: el pie izquierdo de María Magdalena.
"El primer pie que entró en el sepulcro de Cristo Resucitado". Esta es la descripción que acompaña a los fragmentos óseos de la santa, conservados en un relicario de plata en una de las capillas laterales de esta iglesia romana.
Sin embargo, esta reliquia de la primera mujer que vio a Cristo Resucitado y que ha sido venerada durante siglos, no siempre ha estado allí. ¿Cómo acabó el pie de la santa seguidora de Jesús en Roma?
La tradición oriental afirma que después de Pentecostés, María Magdalena se fue a vivir a Éfeso con la Virgen María y San Juan, y que murió en esa misma ciudad.
Las fuentes históricas indican que el emperador francés Balduino II de Constantinopla le prometió a su primo San Luis de Francia o Ludovico Nono dos reliquias: la corona de espinas de Cristo y el cuerpo de María Magdalena.
La promesa se la hizo el emperador después de que San Luis aceptara luchar junto a él en la séptima Cruzada. Estas reliquias se encontraban en el palacio de Constantinopla, que pasaron a formar parte del Imperio latino, creado en el año 1200.