Ante el peligro de la erupción de un volcán, en la Iglesia Católica es tradición recurrir a Santa Águeda (también conocida como Santa Ágata), para pedir su intercesión a fin de obtener la protección de Dios.
Santa Águeda fue una joven cristiana que consagró su virginidad a Dios. Sufrió el martirio en el siglo III, posiblemente en el año 251.
De acuerdo a la Enciclopedia Católica, aunque se desconoce con precisión cuándo fue martirizada, "podemos aceptar la evidencia de su legendaria vida, basados en la tradición antigua, que su martirio ocurrió durante la persecución de Decio (250-253)".
La tradición asegura que en el 252 d.C., al año siguiente del martirio de Santa Águeda, el volcán Etna, en Sicilia (Italia), entró en erupción. Ante el desastre natural, los pobladores de Catania recurrieron con plegarias a su intercesión.
Se cuenta que después de estas oraciones culminó la erupción, y desde entonces la santa es considerada la patrona de la región.
Precisamente por esa devoción a Santa Águeda, desde la Enciclopedia Católica colaboradores como el profesor Nelson Rodolfo Sandoval recomiendan una oración para pedir su intercesión.