Cada 24 de mayo se celebra la fiesta de la poderosa María Auxiliadora, quien acompañada de santos mártires y de un séquito de seres celestiales, lanzó un grito de gloria que dejó impactado a San Juan Bosco.
En las Memorias Biográficas, conjunto de 19 libros sobre la vida de San Juan Bosco, se narra un especial sueño que tuvo el santo. El sacerdote solía contar que cierto día vio en un campo a tres jóvenes llenos de luz que lo invitaron a acercarse y caminar.
Don Bosco de pronto se encontró con una dama, "magníficamente vestida y de indecible belleza, majestad y resplandor, y cercada por un senado de venerables ancianos con aspecto de príncipes". Asimismo, innumerables personajes radiantes la rodeaban hasta donde se perdía la vista. Ella era la portentosa María Auxiliadora.
La Virgen le pidió al santo que fuera ante su presencia y le explicó que los tres jóvenes que lo acompañaban eran los mártires Solutor, Adventor y Octavio.
Luego, con una indescriptible sonrisa en los labios, lo animó con cariño a seguir adelante con su obra para los jóvenes. Asimismo, le indicó que si confiaba en Ella y en su Hijo, todos los obstáculos que encontrara serían derribados.
Más adelante, alzando de manera imponente la mano derecha, exclamó con fuerza y armonía: "Haec est domus mea: Inde gloria mea" (¡Esta es mi casa: de aquí saldrá mi gloria!).