"Necesitan matrimonios cristianos a su lado que les ayuden durante todo este tiempo, mostrándoles la verdadera belleza del matrimonio, pero también sus exigencias. Necesitan matrimonios a su lado que les guíen y les arropen".
Resaltan que, a menudo, "no se entiende que para un 'orden sacerdotal' se requieran años y años de preparación y para el sacramento matrimonial la Iglesia deje solos, 'a la deriva', a los novios, moviéndose según la 'corriente oceánica' del momento o a donde les lleve el viento".
"Les diríamos a los novios: '¡No estéis solos! ¡Buscad esos matrimonios que os ayuden y os sirvan de estrella polar para vivir vuestro noviazgo y posteriormente también vuestra unión esponsal!'".
El Presidente de la Asociación Persona y Familia, el P. Juan de Dios Larru, también destacó en conversación con ACI Prensa la importancia de que los novios sean acompañados.
Aunque aseguró que no existen "recetas mágicas", insistió en que "es muy necesario que los novios caminen y maduren con otros novios. Que el grupo de novios sea animado por algún matrimonio joven suele también ser muy beneficioso, pues el noviazgo y los primeros años de matrimonio están en una profunda relación".
"En este sentido, me gusta repetirles a los novios esa frase del himno del Liverpool: 'You'll never walk alone' (Nunca caminaréis solos)".
7. La comunicación
Carmen y Sergio también subrayan la importancia de "pasar tiempo juntos para hablar, hablar y hablar. Hablar del uno y del otro y descubrir cómo la otra persona percibe el futuro. En pocas palabras: conocerse".
"Tener claro que la persona de la que estoy enamorada quiere dar la vida entera por ti, según el plan de Dios que tiene para cada matrimonio. Estar seguro de que vuestro novio/a tiene el firme propósito de estar contigo para siempre, y que va a ser capaz de morir por el otro. Por morir nos referimos al hecho de hacer que desaparezca el 'yo' y que nazca el 'nosotros'".
Asimismo, explican que el hecho de hablar de los "futuros hijos" también es importante, y tener claro que la persona con la que se vive el noviazgo está abierta a recibir los hijos que Dios les quiera dar y a educarlos en la fe. "Muchísimos matrimonios se rompen por no ser capaces de reconocer la paternidad como un don y una tarea".
"Todo esto hay que hablarlo para poder discernir si se sigue adelante, pues el noviazgo es un tiempo de tránsito, que sólo tiene un único fin: el matrimonio".
8. Vivir la fe juntos
Desde su experiencia Carmen y Sergio recomiendan asimismo empezar a vivir la fe juntos y destacan la importancia de acercarse a la Eucaristía. "Siempre que sea posible intentad no ir a Misa separados, sino celebrar el domingo uno al lado del otro".
"Otras prácticas son también recomendables, por ejemplo, la Adoración Eucarística, donde uno al lado del otro, delante del Señor, ponéis vuestras inquietudes, vuestros deseos, vuestro futuro juntos".
9. Aprender el significado esponsal del cuerpo
Para el P. Juan de Dios Larru, profesor de Teología Moral en la Universidad San Dámaso de Madrid, es necesario "aprender a reconocer el significado esponsal del cuerpo".
"En el camino del noviazgo, es muy decisivo aprender a reconocer que el cuerpo sexuado ha sido creado para amar y ser amado. Este significado proviene del Creador, que lo ha inscrito en la carne y pide ser descubierto con gratitud y asombro, así como reconocido y madurado".
Además, aclara que "esta capacidad de donación, de darse al otro, ha de ir creciendo y madurando en el noviazgo hasta que el amor se haga verdaderamente conyugal"
10. Amar fiel y fecundamente
El sacerdote también puntualiza que "la fidelidad y la fecundidad son dos notas esenciales del amor verdadero".
Resalta que "ser fiel no es aguantar estoicamente, sino más bien responder de modo siempre nuevo a la solicitud de la verdad del amor".
"La generatividad es inseparable de la fecundidad, que no se reduce a la fertilidad, sino que supone aprender a descubrir que la mutua entrega está abierta a los hijos que puedan venir, abriendo el futuro para otros".
Esto, para el P. Larru, "requiere aprender a morir a uno mismo, al egoísmo, para reconocer que la vida es más grande que uno mismo, y hacer la hermosa experiencia de que hay una desproporción entre lo que uno ofrece y lo que uno recibe, en la lógica creciente de la sobreabundancia".
Por último, destacó que "Cristo y la Iglesia son siempre el marco de referencia permanente para vivir el noviazgo".
"La Eucaristía y la Penitencia son, desde este punto de vista, el manantial donde nutrirse y la puerta a atravesar para purificar el amor con el perdón de Dios", concluye.
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