El proceso constitucional, opinó el prelado, "exigirá mucha magnanimidad y generosidad para lograr puntos convergentes" que representen a la ciudadanía "que quiere paz, trabajo y una familia con proyección de futuro".
Sobre el papel eclesial en el proceso que comienza, expresó: "La Iglesia, fiel a su vocación de servir, promoverá el respeto a la persona humana desde el momento de la fecundación hasta la muerte natural, la familia como célula de la sociedad y el derecho de los padres a educar a sus hijos, así como la libertad de culto y de poder emprender".
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También estimó que los principios de la Doctrina Social de la Iglesia pueden contribuir "para que en todos los consejeros prevalezca el bien común por sobre otras consideraciones".
El Arzobispo finalizó su reflexión deseando que "Dios ayude a Chile a que este proceso se realice en paz y que el diálogo sea fecundo y siempre buscando la verdad".
La nueva propuesta de Carta Magna será sometida a plebiscito ciudadano el 17 de diciembre.