MADRID,
Tras su aprobación por parte de los líderes de los gobiernos de la Unión Europea, Mons. Noel Treanor, secretario general de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE), dio la bienvenida a la Carta Magna europea aunque lamentó que en ella no se mencionara explícitamente la herencia cristiana del Continente.
“Primero y ante todo, debo dar la bienvenida al hecho de que los líderes de Europa hayan acordado un Tratado Constitucional para la Unión Europea”, señaló Mons. Treanor, añadiendo que ello “marca un gran paso hacia delante” en el desarrollo de la Unión.
El secretario general de la COMECE indicó algunos de los aportes del texto constitucional entre los que mencionó el hecho de que éste “redefine la misión democrática de la Unión”.
En esta línea, el Prelado apuntó que la Constitución refuerza el principio de subsidiariedad que la acción política debe llevar, brinda una oportunidad para contribuir en el proceso democrático, identifica claramente los valores y objetivos enraizados en su herencia común y, también, facilita el entendimiento de las instituciones y tareas de la Unión.
Asimismo, Mons. Treanor acogió con agrado “la forma en la que el Tratado Constitucional reconoce y abraza la libertad religiosa y el rol de la comunidades religiosas en la vida pública”, que según el mismo Prelado, “garantiza el mutuo respeto por la diversidad y el diálogo entre las instituciones religiosas y las autoridades políticas”.
El secretario general valoró positivamente la mención a la “herencia cultural, religiosa y humanista” de Europa en el preámbulo constitucional que, a su juicio, “enfatiza el rol formativo de su herencia –de la que el cristianismo es un parte esencial- para la Europa de hoy”.