21 de diciembre de 2024 Donar
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El Papa pide en Hungría que los cristianos sean “puertas abiertas, expertos en cercanía”

El Papa Francisco presidió la Misa en la Plaza Kossuth Lajos. Crédito: Daniel Ibañez / ACI Prensa

El Papa exhortó a los cristianos en su último día en Hungría a ser "puertas abiertas" de caridad, amor y diálogo para toda la sociedad durante la Santa Misa que presidió en la Plaza Kossuth Lajos, en Budapest, Hungría, este domingo 30 de abril. 

Asimismo, recordó en su homilía que existen en algunas comunidades eclesiales "puertas cerradas" al que "no está en regla", al que "anhela el perdón de Dios".

"Por favor, ¡abramos las puertas! También nosotros intentemos -con las palabras, los gestos, las actividades cotidianas- ser como Jesús, una puerta abierta, una puerta que nunca se le cierra en la cara a nadie, una puerta que permite entrar a experimentar la belleza del amor y del perdón del Señor". 

"Repito esto sobre todo a mí mismo, a los hermanos obispos y sacerdotes; a nosotros pastores. Porque el pastor, dice Jesús, no es un asaltante o un ladrón; no se aprovecha de su cargo, es decir, no oprime al rebaño que le ha sido confiado; no 'roba' el espacio de los hermanos laicos; no ejercita una autoridad rígida". 

El Papa llegó esta mañana al altar en silla de ruedas para celebrar la Misa ante 50 mil personas, entre ellas más de 30 mil en la plaza Kossuth Lajos, según las autoridades locales.

A las 9.30 a.m (hora local) el Santo Padre presidió la Celebración Eucarística del IV Domingo de Pascua.

Al final, durante el rezo del Regina Caeli con los fieles presentes en la plaza Kossuth Lajos, el Pontífice rezó por la paz para Europa. 

"Santísima Virgen, mira a los pueblos que más sufren. Mira sobre todo al cercano y martirizado pueblo ucraniano y al pueblo ruso, consagrados a ti".

"Tú eres la Reina de la paz, infunde en los corazones de los hombres y de los responsables de las naciones el deseo de construir la paz, de dar a las jóvenes generaciones un futuro de esperanza, no de guerra; un futuro lleno de cunas, no de tumbas; un mundo de hermanos, no de muros", agregó. 

Cristianos, sean facilitadores de la gracia 

Por tanto, en su predicación animó a los cristianos a "ser puertas cada vez más abiertas; 'facilitadores' de la gracia de Dios, expertos en cercanía, dispuestos a ofrecer la vida, así como Jesucristo".

Llegado a este punto, explicó que "nuestro Señor y nuestro todo, nos lo enseña con los brazos abiertos desde la cátedra de la cruz y nos lo muestra cada vez en el altar, Pan vivo que se parte por nosotros". 

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"Lo digo -prosiguió- también a los hermanos y a las hermanas laicos, a los catequistas, a los agentes pastorales, a quienes tienen responsabilidades políticas y sociales, a aquellos que sencillamente llevan adelante su vida cotidiana, a veces con dificultad: sean puertas abiertas". 

El Papa anunció que es importante que los cristianos dejen entrar en el corazón al Señor para luego "salir y ser, nosotros mismos, puertas abiertas en la sociedad". "Ser abiertos e inclusivos unos con otros, para ayudar a Hungría a crecer en la fraternidad, camino de la paz". 

El redil de Jesús es "inclusivo y nunca excluyente"

En otro momento, señaló que la catolicidad es difundir el amor de Jesús, Buen Pastor, para que "su redil sea inclusivo y nunca excluyente". Lo explicó el Papa ante los obispos y los sacerdotes, los religiosos y los fieles laicos.

"Por eso, -sostuvo- todos estamos llamados a cultivar relaciones de fraternidad y colaboración, sin dividirnos entre nosotros, sin considerar nuestra comunidad como un ambiente reservado, sin dejarnos arrastrar por la preocupación de defender cada uno el propio espacio, sino abriéndonos al amor mutuo", abundó.

"Hermanos y hermanas, mientras estamos aquí esta mañana, sentimos la alegría de ser pueblo santo de Dios. Todos nosotros nacemos de su llamada; Él es quien nos ha convocado y por eso somos su pueblo, su rebaño, su Iglesia", afirmó el Pontífice.

"Dios -continuó- nos ha reunido aquí para que, aun siendo diferentes entre nosotros y perteneciendo a comunidades distintas, la grandeza de su amor nos congregue a todos en un único abrazo". 

El Papa destacó que es "hermoso" compartir la alegría del amor inclusivo de Dios "junto con las Delegaciones ecuménicas, los jefes de la Comunidad judía, los representantes de las Instituciones civiles y del Cuerpo diplomático". 

Fiesta y testimonio de una familia mexicana

Antes de la ceremonia, la multitud recibió esta mañana al Papa Francisco con cantos, banderas húngaras, vaticanas (algunas ucranianas) y alegría. 

El papamóvil ha dado una vuelta entre los fieles congregados en la Plaza antes de la Misa. El Santo Padre estuvo acompañado por el Arzobispo de Esztergom-Budapest, Cardenal Péter Erdő; varios padres y madres alzaban a sus niños para la bendición. 

En conversación con ACI Prensa, una familia de México y Hungría destacó que, con la visita del Papa, "en los medios se puede hablar de tu fe". 

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"Ahora todo el mundo está declarando su fe, que Dios es nuestra fortaleza, y para mí es genial que por fin todo el mundo hable de eso".

Asimismo, destacaron que el Papa en Budapest "llama la atención de los que no están necesariamente cerca de la Iglesia, pero que igual están pensando en acercarse".

 

 

La presencia de Hilarión 

Durante la Santa Misa también estuvieron presentes varias autoridades civiles y religiosas, entre ellas la presidente húngara Katalin Novák y el primer ministro Viktor Orbán

Además, participó una delegación ortodoxa, de la cual el Vaticano destacó la presencia del Metropolitano del Patriarcado de Moscú Hilarión, cuya cruz pectoral besó ayer el Santo Padre durante un encuentro "cordial" en la Nunciatura Apostólica en Budapest

El Regina Caeli: Paz para Ucrania y Europa 

Al final de la celebración, el Cardenal Péter Erdő, dirigió un saludo y una acción de gracias al Santo Padre. 

A continuación, el Papa Francisco dirigió el rezo del Regina Caeli con los fieles presentes en la plaza Kossuth Lajos. El Pontífice pidió a la Santísima Virgen, la paz para Europa y Ucrania:  "Mira a los pueblos que más sufren".

Antes de la oración mariana, el Papa aprovechó para agradecer al Cardenal Erdő sus palabras y "a todo el amado pueblo húngaro por la acogida y el afecto que he sentido en estos días". 

"A todos les digo: köszönöm, Isten fizesse! [¡Gracias, que Dios los recompense!] Un recuerdo especial por los enfermos y los ancianos, por quienes no han podido estar aquí", anotó. 

"Es hermoso que las fronteras no representen barreras que separan, sino zonas de contacto; y que los creyentes en Cristo pongan en primer lugar la caridad que une y no las diferencias históricas, culturales y religiosas que dividen". 

"Queridos hermanos y hermanas, les deseo que difundan la alegría de Cristo: Isten éltessen! [¡Felicidades!]. Agradecido por estos días, los llevo en el corazón y les pido que recen por mí. Isten áld meg a magyart!" [¡Que Dios bendiga a los húngaros!]. 

Tras el rezo del Regina Caeli y la bendición final, el Papa Francisco regresó en coche a la Nunciatura Apostólica en Budapest, donde almorzó en privado.

 

 

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