"No tengan miedo de ir contracorriente, de encontrar cada día un tiempo de silencio para hacer un alto y rezar", remarcó el Papa.
"Hoy todo les dice que tienen que ser rápidos, eficientes, prácticamente perfectos, ¡como si fueran máquinas! Pero luego nos damos cuenta de que a menudo nos quedamos sin gasolina y no sabemos qué hacer. Es muy bueno poder detenerse para volver a llenar el tanque, para recargar baterías. Pero cuidado: no para sumergirse en las propias melancolías ni para estar rumiando nuestras tristezas; ni tampoco para pensar en la persona que me hizo esto o aquello, haciendo teorías sobre cómo se comportan los demás. Esto no hace bien", añadió.
Por favor ¡no virtualizar la vida!
Para el Santo Padre, "el silencio es el terreno en el cual se pueden cultivar relaciones provechosas, porque nos permite confiarle a Jesús lo que vivimos, llevarle rostros y nombres, depositar en Él nuestras angustias, pensar en nuestros amigos y hacer una oración por ellos".
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Sin embargo, advirtió que "el silencio no es para quedarse pegado al celular y a las redes sociales. No, por favor. La vida es real, no virtual; no sucede en una pantalla, ¡sino en el mundo! El silencio, pues, es la puerta de la oración, y la oración es la puerta del amor".
"Pero el silencio no es para quedarse pegado al celular y a las redes sociales. No, por favor. La vida es real, no virtual; no sucede en una pantalla, ¡sino en el mundo! Por favor ¡no virtualizar la vida! Lo repito: ¡no virtualizar la vida que es concreta! ¿Han entendido?", agregó.
La valentía de ser auténticos
El Santo Padre destacó la belleza que existe en "la valentía de ser auténticos, que no significa mostrar que nunca se tiene miedo, sino abrirse y compartir las fragilidades con el Señor y con los demás, sin esconderse, sin disimular, sin usar máscaras".
"El Señor, como nos dice el Evangelio en cada página, no hace grandes cosas con personas extraordinarias, sino con personas auténticas".
En cambio, explicó que "quienes confían en sus propias capacidades y viven de las apariencias para quedar bien, alejan a Dios de su corazón. Jesús con sus preguntas, con su amor, con su Espíritu, escarba en nosotros para hacernos personas auténticas. Y hoy existe una gran necesidad de personas auténticas".