Tras mantener un encuentro con los pobres y refugiados en su segundo día de viaje apostólico a Hungría, el Papa Francisco se ha unido a la comunidad greco-católica de Hungría para rezar por la paz.
El Santo Padre ha sido recibido por el Arzobispo Metropolitano de la Eparquía de Hajdúdorog para los católicos de rito bizantino, Mons. Fulöp Kocsis, en la Iglesia dedicada a la Protección de la Madre de Dios en Budapest.
Mons. Kocsis ha recordado la imagen inspirada por San Juan Pablo II de que "la Iglesia de Cristo respira con dos pulmones, el espíritu de Oriente y el espíritu de Occidente, que juntos hacen vivir al Cuerpo Místico".
El Prelado ha subrayado que para los greco-católicos "la pertenencia a la Iglesia católica es especialmente importante", pues esta doble pertenencia ha sido causa de muchos sufrimientos.
"Nuestros mártires murieron no sólo por su fe cristiana, sino sobre todo por su lealtad a la Iglesia católica: en lugar de plegarse a los dictados de la violencia comunista, permanecieron fieles a la Iglesia católica y murieron por ella", ha recordado.
Por ello, ha reivindicado su papel de "puente entre las dos Iglesias hermanas, ya que, en cierto sentido, pertenecemos a ambas".