En esa región, explicó, "la imagen de un Dios que nos ama personalmente y cuida de nosotros, ha palidecido en la mente de la gente durante las pruebas de los últimos siglos", lamentó.
"Como consecuencia, nos enfrentamos cada día a la pobreza física, y sobre todo a la pobreza espiritual de la gente", admitió. Sin embargo, "en el corazón de la gente hay una apertura a la bondad y una búsqueda de respuestas verdaderamente puras".
"Mis hermanas y yo trabajamos para ser instrumentos de Dios a través de los cuales podamos mostrar a los que viven aquí la alegría del Evangelio", concluyó.
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El último testimonio fue el de una colaboradora de la Comisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Húngara, Dorina Pavelczak-Major, quien saludó al Papa Francisoco en nombre de los agentes pastorales laicos, ministros de la Liturgia de la Palabra, ministros extraordinarios de la Comunión Eucarística, lectores, acólitos y catequistas.
"En nuestro ministerio nos centramos en profundizar en la fe de las personas que nos han sido confiadas, preparándolas para la digna santificación del domingo, celebrando la Liturgia, practicando la caridad y promoviendo la autogestión comunitaria", precisó.
Además de en los ámbitos de la educación católica, trabajan en instituciones educativas públicas, "porque son muchos los que esperan el Evangelio de Jesucristo", aseguró. Por eso, consideró importante "comprender, tocar el corazón de los que buscan la verdad última, e introducirlos en nuestra madre Iglesia".
Conscientes de que "no hay otro camino para permanecer en la humanidad que seguir a Jesucristo", destacó que "el auténtico ministerio evangelizador se expresa también por nuestra presencia en la vida de las familias cristianas, en diálogo con ellas".
Finalmente, agradeció al Papa Francisco por las disposiciones en relación a la evangelización, la catequesis y las cuestiones sociales, que han sido "de gran ayuda", junto con la renovación ofrecida en la carta apostólica Antiquum ministerium, que instituye el ministerio del catequista.
"Damos gracias porque, como los apóstoles, también nosotros podemos vivir y decir con confianza que Jesucristo es nuestro futuro, que Él es el Camino, la Verdad y la Vida", concluyó.