Después de ocho años de formación, el 17 de marzo de 2012 fue ordenado presbítero. "Ya llevo 11 años como sacerdote y me siento feliz, porque hago lo que me gusta, y sobre todo sirviendo en los lugares donde la Iglesia me va llamando", aseguró.
"Gracias a Mons. Arancibia, que me alentó a que luego me capacitara en bioética, yo me di cuenta que la medicina y el sacerdocio se podían unir, y se han abierto muchas puertas", expresó el P. Di Carlo, que hoy combina la vida parroquial, el asesoramiento pastoral y la docencia.
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Además de desempeñarse como párroco de San Pedro y San Pablo, del departamento de San Martín, en Mendoza, se desarrolla en el mundo académico, dando clases en la universidad y en institutos terciarios, tanto en materias espirituales como en otras vinculadas a la medicina.
Acompaña asimismo la Pastoral de la Vida en la Arquidiócesis de Mendoza, con especial dedicación al duelo posaborto, y apoya a las parejas que buscan un bebé y no logran concebir.
"También en esto del acompañamiento posaborto, estoy acompañando en el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) a los sacerdotes que asesoran toda la parte del duelo", precisó.