VATICANO,
Este miércoles 19 de abril, el Papa Francisco presidió la Audiencia General ante los fieles que estaban presentes en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde centró su catequesis en el testimonio de los mártires.
A continuación, la catequesis completa del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hablando de evangelización y hablando de celo apostólico, después de haber considerado el testimonio de San Pablo, verdadero "campeón" del celo apostólico, hoy nuestra mirada se dirige no a una sola figura, sino a la multitud de mártires, hombres y mujeres de toda época, lengua y nación, que dieron su vida por Cristo, que derramaron su sangre para confesar a Cristo. Después de la generación de los Apóstoles, fueron los "testigos" del Evangelio por excelencia.
Los mártires: el primero fue el diácono San Esteban, apedreado hasta la muerte fuera de las murallas de Jerusalén. La palabra "martirio" procede del griego martyria, que significa precisamente testigo. Un mártir es un testigo, alguien que da testimonio hasta el punto de derramar sangre. Sin embargo, la palabra mártir pronto se utilizó en la Iglesia para referirse a aquel que daba testimonio hasta el derramamiento de sangre. Es decir, al principio la palabra mártir indicaba el testimonio dado cada día, más tarde se utilizó para indicar a quien da la vida por la efusión.
Los mártires, sin embargo, no deben ser vistos como "héroes" que actuaron individualmente, como flores que brotan en un desierto, sino como frutos maduros y excelentes de la viña del Señor, que es la Iglesia. En particular, los cristianos, al participar asiduamente en la celebración de la Eucaristía, fueron conducidos por el Espíritu a fundamentar su vida en ese misterio de amor: es decir, en el hecho de que el Señor Jesús había dado su vida por ellos y, por tanto, también ellos podían y debían dar su vida por Él y por los hermanos. Una gran generosidad, camino del testimonio cristiano.