VATICANO,
Este Viernes Santo, 7 de abril, el Papa Francisco presidió la Celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
La homilía, como cada año, corrió a cargo del Predicador de la Casa Pontificia, el Cardenal Raniero Cantalamessa.
A continuación, la homilía completa de este Viernes Santo:
Desde hace dos mil años, la Iglesia anuncia y celebra, en este día, la muerte del Hijo de Dios en la cruz. En cada Misa, después de la consagración, repetimos: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús".
Otra muerte de Dios, sin embargo, ha sido proclamada durante más de un siglo en nuestro mundo occidental descristianizado. Cuando, en el ámbito de la cultura, se habla de la "muerte de Dios", es esta otra muerte de Dios -ideológica y no histórica- que se entiende. Algunos teólogos, para no quedarse atrás, se apresuraron a construir sobre ella una teología: "La teología de la muerte de Dios".
No podemos desconocer la existencia de esta narrativa diferente, sin dejar presa de la sospecha a muchos creyentes. Esta muerte diferente de Dios ha encontrado su perfecta expresión en la conocida proclama que Nietzsche pone en boca del "hombre loco" que llega sin aliento a la plaza de la ciudad: