El Dr. Imre Téglásy, director de Human Life International Hungría y sobreviviente de un aborto, cree que su vida es un milagro de Dios. Su madre intentó abortarlo varias veces bajo la opresión comunista. Esta experiencia encendió su pasión por evitar que los niños se conviertan en víctimas del aborto, impulsando el ministerio de cuidado y compasión que es Human Life International Hungría.
El 18 de abril marca el aniversario de la protección constitucional de los niños no nacidos en Hungría, en su "Ley fundamental". El documento también se conoce como Constitución Pascual, ya que fue firmado el Lunes de Pascua de 2011.
Esta Constitución establece que "se protegerá la vida del feto desde el momento de la concepción". Téglásy reconoce que si bien esto fue un paso adelante, significó poco sin leyes provida que la respalden.
En septiembre de 2022, Hungría aprobó una ley única que obliga a las mujeres embarazadas a escuchar los latidos del corazón de su bebé antes de someterse a un aborto. Fue la primera de su tipo en Europa.
El país tradicionalmente cristiano, sin embargo, ha luchado por cambiar las actitudes sociales hacia el aborto. Téglásy ha asumido el desafío de fomentar una cultura de la vida en Hungría, luchando contra el legado persistente de las políticas comunistas y totalitarias del pasado.
De 1956 a 1988, los abortos fueron promovidos y financiados por la agencia de salud pública del gobierno socialista. En 1968 había más de 130 abortos inducidos por cada 100 nacidos vivos.