Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco afirmó que la esperanza de Dios nace y renace en los "agujeros negros" de las heridas y las decepciones de cada uno.
Haciendo un diagnóstico sobre la falta de esperanza en el mundo de hoy, las desilusiones, la indiferencia ante Dios y la sensación de que la Iglesia "no es como antes", el Papa lamentó que "también hoy la esperanza parece a veces sellada bajo la piedra de la desconfianza".
Tras resaltar que la cruz de Cristo, en la que el Señor está lleno de heridas y dolor, no es el final sino un nuevo inicio, el Santo Padre afirmó que "a esperanza de Dios brota así, nace y renace en los agujeros negros de nuestras expectativas decepcionadas; y esta, la esperanza verdadera, sin embargo, no decepciona nunca".
"Pensemos precisamente en la cruz: del terrible instrumento de tortura Dios ha realizado el mayor signo del amor. Ese madero de muerte, convertido en árbol de vida, nos recuerda que los inicios de Dios empiezan a menudo en nuestros finales. Así Él ama obrar maravillas".
¿Dónde está mi esperanza?
Luego de animar a hacerse la pregunta sobre "¿dónde está mi esperanza?", el Pontífice destacó que "hace falta un poco de esperanza para ser sanados de la tristeza de la que estamos enfermos, para ser sanados de la amargura con la que contaminamos a la Iglesia y al mundo".