Entre las prioridades del pontificado de Francisco en estos 10 años, se podrían conectar su llamado a "ir hacia las periferias" geográficas y existenciales con una Iglesia "en salida", "pobre para los pobres", que trabaje para erradicar la "cultura del descarte".
Todos esos llamados se hacen carne en su tierra natal, Argentina, donde antes de ser elegido Pontífice, el entonces Cardenal Jorge Bergoglio trabajó para desarrollar una pastoral en villas y barrios populares, allí donde la pobreza, la violencia y las adicciones golpean más duro.
En diálogo con ACI Prensa, el P. José María "Pepe" Di Paola, que pastorea la parroquia San Juan Bosco, en José León Suárez; y el P. Nicolás "Tano" Angelotti, párroco de San José, en La Matanza, ambas en la provincia de Buenos Aires, destacaron la importancia de la figura de Francisco en las villas y de su mensaje para el mundo de hoy.
El P. "Pepe" recordó que desde los inicios, en la década de 1960, los sacerdotes de las villas "tuvieron siempre una tónica de vivir en el barrio, como un vecino más, y organizando los trabajos sociales desde el espíritu de la fe".
"A nosotros nos tocó una época con grandes desafíos: la violencia, la droga atravesando la vida de los barrios populares, y no solamente pobreza sino marginalidad", recordó el P. Di Paola.
El P. Jorge Mario Bergoglio fue nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires en 1992 y asumió la dirección de la Arquidiócesis en 1998, a la muerte del entonces Arzobispo, Cardenal Antonio Quarracino.