Con el título "Rompamos el silencio que mata", los equipos de pastoral de Barrios Populares y de Drogadependencia de la Arquidiócesis de Rosario (Argentina) se refirieron a la escalada de violencia, vinculada al narcotráfico, que se da en la ciudad y que ya se ha cobrado 65 vidas en lo que va de 2023.
En su comunicado, las pastorales expresaron su tristeza por la situación y apuntaron contra las políticas que "maquillan a Rosario" en cada nueva gestión, mientras los barrios más pobres viven el abandono.
Los rosarinos que quieren progresar "se ven obligados a migrar no solo hacia el exterior del país, sino también hacia las ciudades y pueblos vecinos en busca de una vida más segura", expusieron.
En ese marco, animaron a la clase política a "salir de la grieta de los relatos y unirse para hacer de nuestros barrios un lugar donde todos podamos vivir con dignidad". Para ello, los instaron a abandonar la violencia discursiva y erradicar de sus filas "a quienes por acción u omisión son cómplices de una corrupción que mata".
También denunciaron un incipiente "para-Estado" que se consolida "en su estructura de poder y financiera, ofreciendo armas, abogados, protección y muchos otros recursos".
Ante este escenario, consideraron necesario "un gran acuerdo social y político". De lo contrario, cualquier posible solución "es sólo un espejismo de campaña", afirmaron, convocando a un compromiso de todos en la búsqueda de soluciones.