Con un rescripto del pasado 13 de febrero, no publicado en el boletín de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el Papa Francisco ha decidido abolir cualquier disposición "que consienta o disponga el disfrute de forma gratuita o en condiciones particularmente favorables" de alojamiento "a los Cardenales, jefes de dicasterio, presidentes, secretarios, subsecretarios, directores y equivalentes".
En la práctica, el Papa Francisco ha abolido la cesión de apartamentos para el uso de oficinas y aquellos con alquileres controlados; pero, por ahora, solo a ejecutivos del Vaticano. Los precios de las viviendas destinadas a los empleados no se verían afectados.
El rescripto fue fotografiado mientras se encontraba clavado en el Vaticano y fue publicado por primera vez por el blog "Messa in Latino". El propio rescripto señala que debía ser expuesto en el Patio de San Dámaso [el patio principal del Palacio Apostólico, en el Vaticano]. Aunque no aparece en el boletín oficial, ha sido publicado en el sitio web oficial de la Santa Sede, Vatican News.
El documento está fechado el 13 de febrero, y recién el 20 de febrero siguiente el Papa Francisco reiteró, con un motu proprio titulado "La ley nativa", que los bienes de la Santa Sede pertenecen a la Santa Sede. La declaración parecía un fin en sí mismo, pero no lo era, porque varias entidades vaticanas tenían completa autonomía para la gestión de edificios y recursos. Ahora, la cuestión añade un elemento: probablemente algunos departamentos se habrán resistido y decidido seguir asignando sus instalaciones como se hacía hasta ese momento. Esto llevó al Santo Padre a establecer, por ley, que la gestión pertenecía únicamente a la institución de la Santa Sede, centralizando aún más el control de las finanzas.
Por un lado, el Papa Francisco continúa su lucha contra los privilegios eclesiásticos. Pero, por otro lado, el Santo Padre golpea a un sistema vaticano que, aunque con sus limitaciones, tenía la ventaja de hacer accesible a todos el trabajo en la Santa Sede.