21 de diciembre de 2024 Donar
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Líder de la Iglesia en África responde al Cardenal McElroy y al P. James Martin

Cardenal Wilfrid Fox Napier. Crédito: Bohumil Petrik / ACI Prensa.

El Cardenal Wilfrid Fox Napier, Arzobispo Emérito de Durban (Sudáfrica) y una de las más importantes voces de la Iglesia católica en África, respondió con citas del Papa Francisco y de Benedicto XVI a las recientes propuestas del Cardenal Robert McElroy y a los insistentes llamados del sacerdote jesuita James Martin para cambiar la doctrina de la Iglesia Católica sobre la homosexualidad.

En una respuesta a través de Twitter a una publicación del P. James Martin SJ, el Cardenal Napier escribió: "¿La suprema ironía de la década? Un mes después de su muerte, estas palabras de 1986 del entonces Cardenal Ratzinger advierten a los obispos que estén siempre alerta a 'aquellos programas que de hecho intentan ejercer una presión sobre la Iglesia para que cambie su doctrina, aunque a veces se niegue de palabra que sea así'".

El Cardenal sudafricano se refirió de esta forma a la Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, firmada el 1 de octubre de 1986 por el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, que años después se convertiría en el Papa Benedicto XVI.

La publicación del P. James Martin cita un artículo de los editores del semanario británico The Tablet, un periódico católico progresista, que argumenta sin cifras o referencias que "existe un sentimiento generalizado, no solo entre los católicos homosexuales, de que la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre la homosexualidad es insatisfactoria".

El texto del semanario británico añade que "el Papa Francisco parece pensar que sí, a juzgar por una entrevista que concedió recientemente", en referencia a las declaraciones del Santo Padre para la agencia Associated Press, en la que aseguró que "ser homosexual no es un delito. Es una condición humana".

Tras recordar la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica, que indica que "los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados", The Tablet cita al Cardenal británico benedictino Basil Hume, fallecido en 1999, diciendo que "la palabra 'desordenado' es dura en nuestro idioma inglés".

Para la revista británica, el "gran aporte" del Cardenal Hume "fue reconocer que muchas relaciones homosexuales son estables, profundas y amorosas, y prosiguió declarando que 'el amor entre dos personas, sean del mismo sexo o de diferente sexo, debe atesorarse y respetarse'".

Hume, fallecido a causa de un cáncer el 17 de junio de 1999, ha sido acusado de encubrir y no reportar a las autoridades los abusos sexuales del sacerdote Piers Grant-Ferris contra decenas de niños en el Ampleforth College, institución educativa bajo la guía de los benedictinos.

Además, el Cardenal Hume promovió como miembro del club intelectual Athenaeum de Londres a Jimmy Savile, fallecido presentador de la cadena BBC que fue un abusador sexual serial.

En el artículo de The Tablet publicado por el P. James Martin se indica asimismo que "el Cardenal Jean-Claude Hollerich de Luxemburgo, relator general del Sínodo sobre la sinodalidad y presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, ha dicho: 'El fundamento sociológico-científico de esta enseñanza ya no es correcto'".

El Cardenal Napier citó luego otro fragmento de la carta del Cardenal Ratzinger sobre la homosexualidad: "Un estudio atento de las declaraciones públicas y de las actividades que promueven esos programas revela una calculada ambigüedad, a través de la cual buscan confundir a los pastores y a los fieles".

"Presentan a veces, por ejemplo, la enseñanza del Magisterio, pero sólo como una fuente facultativa en orden a la formación de la conciencia, sin reconocer su peculiar autoridad", continuó el Purpurado, citando al documento de 1986.

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A continuación, el Cardenal Napier señaló: "No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia".

El Purpurado destacó, además, que las citas que hizo se encuentran todas recopiladas en Amoris laetitia, la exhortación apostólica postsinodal del Papa Francisco publicada en 2016, tras los Sínodos sobre la familia de 2014 y 2015.

¿Quién es el Cardenal Napier?

El Cardenal Napier nació en el seno de una familia muy modesta el 8 de marzo de 1941 en Matatiele (Sudáfrica), uno de 13 hermanos. Como sacerdote y luego obispo, tuvo una participación en negociar acuerdos de paz durante el proceso de liberación y reconciliación de su país.

Jugó también un rol destacado defendiendo la doctrina de la Iglesia sobre la familia y el matrimonio en ambos Sínodos, y el Papa Francisco lo designó como uno de los presidentes delegados para el Sínodo de 2015.

El Purpurado expresó en una conferencia de prensa durante el Sínodo de 2015 que había temas que parecían ser "movidos en cierta dirección".

"En ese sentido parecía que estaba en operación una particular ideología o agenda, como quieran llamarlo", señaló.

Con palabras críticas para un documento de trabajo de 2014, el Purpurado advirtió que "ese documento ya decía cosas que yo sé solo fueron dichas en el Aula por dos o tres personas, a lo mucho; y fueron presentadas como si fueran las reflexiones del Sínodo".

¿"Inclusión radical" LGBT?

Robert Walter McElroy, Obispo de San Diego (Estados Unidos) desde 2015 y creado Cardenal por el Papa Francisco en 2022, publicó un artículo en la revista jesuita America el 24 de enero, reflexionando sobre una "inclusión radical" para "las mujeres y hombres L.G.B.T.", siglas de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.

En su texto, el Purpurado estadounidense lamentó que "el efecto de la tradición de que todos los actos sexuales fuera del matrimonio constituyen un pecado objetivamente grave ha sido el de centrar la vida moral cristiana desproporcionadamente en la actividad sexual". 

Para el Cardenal McElroy, "el corazón del discipulado cristiano es una relación con Dios Padre, Hijo y Espíritu arraigada en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. La iglesia tiene una jerarquía de verdades que brotan de este kerygma fundamental".

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"La actividad sexual, aunque profunda, no se encuentra en el corazón de esta jerarquía. Sin embargo, en la práctica pastoral lo hemos colocado en el centro mismo de nuestras estructuras de exclusión de la Eucaristía. Esto debería cambiar", dijo.

En una entrevista en un podcast de America, difundida el 3 de febrero, el Cardenal McElroy señaló que "estoy abogando por un cambio en nuestra teología pastoral" sobre el pecado en la vida sexual.

"Nuestras vidas sexuales tienen muchas áreas de pecaminosidad y no estoy cuestionando eso. Todo lo que digo es que en la vida moral cristiana, no representan automáticamente el pecado mortal. El pecado mortal en la enseñanza católica es un pecado tan grave que es objetivamente capaz de cortar nuestra relación con Dios. Eso es bastante severo. Lo que digo es que ese marco no encaja", añadió.

Los argumentos de McElroy han suscitado numerosas críticas. La más importante de ellas hasta ahora ha sido la respuesta de Mons. Samuel Aquila, Arzobispo de Denver, reproducida en varios medios católicos y apoyada por otros obispos norteamericanos

En una respuesta reciente a un tuit del economista católico liberal de la Universidad jesuita de Fordham, Anthony Annett, sobre la postura del Cardenal McElroy, el Cardenal Napier cuestionó: "¿No es demasiado fácil usar frases como 'muchos en la Iglesia' o simplemente 'la Iglesia' cuando se enfrenta a un tema espinoso relacionado con la sexualidad, la justicia o la verdad? ¿Seguramente el ASUNTO (sic) es el enfoque, no las personas con las que se está relacionando?".

Además de indicar que los actos homosexuales "son contrarios a la ley natural", el Catecismo de la Iglesia Católica subraya que las personas que manifiestan esta inclinación "objetivamente desordenada" deben "ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza".

"Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta", resalta.

La enseñanza de la Iglesia subraya respecto a los homosexuales que "estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición".

"Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana", añade el Catecismo.

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