Pero -me pregunto- ¿cómo vencer el cáncer de la corrupción, que parece difundirse sin parar? Hay gente capaz e inteligente, pero corrupta.¿Una persona corrupta es honesta o no es honesta? Les pregunto: ¿Es honesta o no lo es? Digamos todos juntos digamos ¡no a la corrupción! [Los presentes rrepiriteon la frase en francés].
No se dejen vencer por el mal. [Un cántico se extendió entre el gentío mientras el Papa aguardaba en silencio] Me gusta este canto. Ustedes son muy buenos. [El discurso se interrumpió durante unos momentos en los que los presentes expresaron su fervor].
Ahora me viene a la mente el testimonio de un joven como ustedes Floribert Bwana Chui: hace 15 años, con tan solo veintiséis años de edad, fue asesinado en Goma por haber obstruido el paso de productos alimenticios en mal estado, que habrían dañado la salud de la gente. [Los presentes volvieron a interrumpir el discurso con cantos y bailes. Al terminar y el Papa repitió el párrafo anterior para después continuar].
Podía haberlo ignorado, no lo habrían descubierto e incluso se habría beneficiado. Pero, como cristiano, rezó, pensó en los demás y eligió ser honesto, diciendo "no" a la suciedad de la corrupción. Esto significa mantener no sólo las manos limpias, sino el corazón limpio.
Ahora quiero decir una cosa importante. Estad atentos. Si alguno te intentara sobornar, te prometiera favores y riquezas, no caigas en la trampa, no dejes que te engañen, no permitas que te engulla la ciénaga del mal. No te dejes vencer por el mal, vence el mal con el bien.
Estamos llegando al final. Uno, dos tres, llegamos al cuarto dedo, el anular. En él se ponen los anillos nupciales.
Si lo piensan, el anular es también el dedo más débil, el que cuesta más trabajo levantar. Nos recuerda que las grandes metas de la vida, el amor en primer lugar, pasan a través de la fragilidad, el esfuerzo y las dificultades.
Pero, en nuestra fragilidad, en las crisis, ¿cuál es la fuerza que nos permite seguir adelante? ¡El perdón! ¡El perdón!
Amigos, para crear un futuro nuevo necesitamos dar y recibir perdón. Ahora les pido un favor. Estemos un minuto todos en silencio. Y cada uno de nosotros que piense en las personas que nos han herido. En este silencio antes Dios, démosle el perdón.
Hemos pasado por cuatro dedos: oración, comunidad, honestidad y perdón. Hemos llegado al último dedo, el más pequeño. Tú podrías decir, soy poca cosa y el bien que puedo hacer es una gota en el mar. Pero es precisamente la pequeñez, el hacerse pequeño, lo que atrae a Dios. La palabra clave en este sentido es servicio.
¿Saben una cosa? Esta es una regla de vida. El que sirve se hace pequeño.
Queridos amigos ya casi hemos terminado. Les he dejado cinco palabras para discernir ante las voces persuasivas, que son realmente importantes. No se desanimen jamás.
Ahora les quiero decir una última cosa: No se desanimen nunca. Y cuando tengan tristeza, cuando estén desanimados, miren el Evangelio. Jesús les dará la fuerza.
Gracias por venir. Rezo por ustedes. Recen por mí.
Ahora en silencio, les daré la bendición. Le diré a Jesús que descienda sobre cada uno de ustedes para que les de la fuerza para seguir adelante.
[El Papa invitó a los presentes a rezar juntos el Padrenuestro en francés y les impartió la bendición].
ACTUALIZACIÓN: 2 de febrero de 2023 a las 16:11 GMT+2
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