Cada 2 de febrero se celebra la Fiesta de la Presentación del Señor, y en el Evangelio que recoge este momento en la vida de la Sagrada Familia destacan dos personajes de avanzada edad, quienes —según recordaba el Papa Benedicto XVI— son los únicos que "descubren la gran novedad".
En su homilía pronunciada en 2011 con ocasión de esta festividad, el Papa alemán hizo notar que en ese momento las personas andaban ocupadas en sus asuntos, los sacerdotes pendientes de sus servicios y los devotos buscando encontrarse con Dios.
No obstante, ahí estaba Jesús entrando en la solemnidad del Templo en brazos de sus sencillos padres, y nadie se percató de lo que allí estaba aconteciendo, salvo los ancianos Simeón y Ana.
"Ambos contemplan la luz de Dios, que viene para iluminar el mundo, y su mirada profética se abre al futuro, como anuncio del Mesías", enfatizó Benedicto XVI.
De acuerdo al pasaje bíblico, a Simeón se le permitió tomar a Jesús en brazos y bendecir al Señor por ver al Salvador, señalando que es "luz para alumbrar a las naciones".
Asimismo, la anciana Ana, quien servía a Dios con ayunos y oraciones, no pudo contener su alegría y, entusiasmada, se puso a hablar del Niño a los que esperaban la liberación de Jerusalén.