ROMA,
"Fue la primera ocasión en que recuerdo haber tenido miedo; un miedo y horror tales que caí gravemente enfermo hasta situarme a las puertas de la muerte", escribió Don Bosco sobre "una voz del más allá" que escuchó por un pacto sobrenatural.
En la autobiografía de San Juan Bosco titulada "Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales", escrita por mandato del Beato Pío IX, el santo cuenta que en la escuela conoció a un joven lleno de virtud y misterio llamado Luis Comollo.
Luis era muy tímido, por lo que solía recibir golpes y burlas de sus compañeros abusivos. El joven Bosco, cansado de los maltratos, un día salió en su defensa y agarró a uno de ellos por los aires para tirarlo contra los malos estudiantes.
Comollo, en cambio, le dijo que Dios quería que todos se amen, no que se golpeen, hecho que impactó e impresionó a Juan.
Se hicieron tan amigos que el futuro santo a veces cometía errores solo para recibir la corrección fraterna de Luis, su guía y motivación. El fundador de los salesianos señala que de él aprendió "a vivir como cristiano".
Lo único que Juan no imitó eran sus duros y constantes ayunos y mortificaciones, que hacían que se debilitara su salud.