"En los últimos tres años han sido unos 30-35 millones de euros al año. Los problemas se remontan a antes del Papa Francisco y del Papa Benedicto", sostiene.
Luego de comentar que también hay un problema grave con el fondo de pensiones del Vaticano, el Cardenal afirma que "el rol cambiante del Papa Francisco en las reformas financieras" es "un misterio y un enigma".
"Inicialmente, el Santo Padre apoyó firmemente las reformas. Después impidió la centralización de las inversiones, se opuso a las reformas y a la mayoría de los intentos de desenmascarar la corrupción y apoyó al (entonces) arzobispo Becciu, en el centro del establishment financiero del Vaticano", resalta el Cardenal.
"Los auditores Price Waterhouse y Cooper fueron desplazados y el auditor general Libero Milone se vio obligado a dimitir en 2017 por acusaciones inventadas. Se estaban acercando demasiado a la corrupción en la Secretaría de Estado", continúa.
Decisiones "políticamente correctas"
El Cardenal australiano dice luego que "la influencia política del Papa Francisco y del Vaticano es insignificante. Intelectualmente, los escritos papales muestran una declinación respecto a los niveles de San Juan Pablo II y del Papa Benedicto".
"Las decisiones y las políticas son a menudo 'políticamente correctas', pero ha habido graves fallas en la defensa de los derechos humanos en Venezuela, Hong Kong, China continental y ahora en la invasión rusa" a Ucrania.
"La crisis del COVID ha encubierto el fuerte descenso del número de peregrinos que asisten a las audiencias y a las Misas papales", señala.
"El Santo Padre tiene escaso apoyo entre los seminaristas y los sacerdotes jóvenes y hay una insatisfacción generalizada en la curia vaticana", refiere el Cardenal.
El próximo cónclave
La segunda parte del memorando del Cardenal Pell se refiere al siguiente cónclave y contiene sus apreciaciones sobre ese escenario futuro.
"El Colegio Cardenalicio se ha visto debilitado por los nombramientos excéntricos" y "muchos Cardenales son desconocidos entre sí, lo que añade una nueva dimensión de imprevisibilidad al próximo cónclave", asegura el Purpurado australiano.
"Somos más débiles que hace 50 años y hay muchos factores que escapan a nuestro control, al menos a corto plazo, por ejemplo, la disminución del número de creyentes, la frecuencia de la asistencia a Misa, la desaparición o extinción de muchas Órdenes religiosas", prosigue.
"El nuevo Papa debe comprender que el secreto de la vitalidad cristiana y católica proviene de la fidelidad a las enseñanzas de Cristo y a las prácticas católicas. No proviene de la adaptación al mundo ni del dinero", resalta Pell.
Luego de exponer el peligro de los Sínodos nacionales o continentales, alienta a corregir "las herejías" y a recordar la doctrina católica, como por ejemplo la que se refiere a "la moralidad de la actividad homosexual".
El Cardenal Pell también habla del peligro de un cisma, pero no lo ve de la "izquierda" sino de la "derecha", y precisa que "siempre es posible cuando las tensiones litúrgicas se inflaman y no se amortiguan".
Visita apostólica a los jesuitas
El Purpurado también sugiere una visita apostólica o investigación a la Compañía de Jesús (jesuitas), debido a su importancia y a que "la Orden está altamente centralizada, susceptible de ser reformada o arruinada desde arriba".
En los últimos días, los jesuitas han estado en el ojo de la tormenta por el caso del sacerdote y artista esloveno Marko Rupnik, acusado de abusar de religiosas adultas, un escándalo que surgió a inicios de diciembre en la prensa italiana y que aún tiene más preguntas que respuestas.
Para finalizar, el Cardenal anima a "afrontar el desastroso descenso del número de católicos y la expansión de los protestantes en Sudamérica. Esto se mencionó muy poco en el Sínodo sobre la Amazonia".
El Sínodo de la Amazonía se realizó en el Vaticano en octubre de 2019. Los temas centrales para la mayoría de obispos participantes fueron la posibilidad del sacerdocio casado y de la ordenación de diaconisas.
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