El 27 de junio de 1977 San Pablo VI presidió un consistorio para la creación de varios Cardenales, uno de los cuales era Mons. Joseph Ratzinger, que en 2005 se convertiría en el Papa Benedicto XVI y que en ese entonces era Arzobispo de Múnich y Freising, de quien dijo que era ejemplo de fidelidad a la Iglesia Católica.
Tras resaltar su "magisterio teológico en prestigiosas cátedras universitarias de su Alemania y en numerosas y válidas publicaciones", Pablo VI destacó que el Cardenal Ratzinger ha demostrado "cómo la investigación teológica –en el camino principal de la fides quaerens intellectum– no puede ni debe separarse nunca de la adhesión profunda, libre, creativa, al Magisterio que interpreta y proclama auténticamente la Palabra de Dios".
San Pablo VI remarcó asimismo cómo el Cardenal Ratzinger, "desde la Sede Arzobispal de Munich y Freising, conduce con mucha confianza a un rebaño elegido por los caminos de la verdad y de la paz".
Benedicto XVI fue Cardenal durante 28 años y siempre cumplió ejemplarmente las funciones que le correspondían, como establecen los numerales 349 y 353 del Código de Derecho Canónico.
"Los Cardenales de la Santa Iglesia Romana constituyen un Colegio peculiar, al que compete proveer a la elección del Romano Pontífice, según la norma del derecho peculiar; asimismo, los Cardenales asisten al Romano Pontífice tanto colegialmente, cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia, como personalmente, mediante los distintos oficios que desempeñan, ayudando al Papa sobre todo en su gobierno cotidiano de la Iglesia universal", señala el canon 349.
"Los Cardenales ayudan todos ellos colegialmente al Pastor supremo de la Iglesia, sobre todo en los Consistorios, en los que se reúnen por mandato del Romano Pontífice y bajo su presidencia", establece el canon 353.