El proyecto "Un amor que no termina", de la Archidiócesis de Sevilla, socorre a personas separadas y divorciadas que quieren vivir con fidelidad a la Iglesia, sin volver a casarse, sin una nulidad confirmada y sin convivir de forma ilícita.
Desde hace 7 años, la Archidiócesis de Sevilla cuenta con una atención pastoral dedicada a las personas separadas y divorciadas que no se han vuelto a casar ni mantienen una relación paralela a la vida marital.
La Delegación de Familia y Vida de la Archidiócesis española tomó conciencia de la necesidad de "dar respuestas concretas" a las necesidades de las personas católicas separadas o divorciadas.
El objetivo es que puedan "sentir la cercanía de la Iglesia en esta experiencia tan dolorosa que viven".
Durante unos años se realizaron acompañamientos. Luego se confrontó esta experiencia con las de otros grupos eclesiales. Finalmente, se determinó adoptar el itinerario desarrollado dentro de la iniciativa Familias Nuevas, del Movimiento de los Focolares.
Fue la propia Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, quien decidió la puesta en marcha de esta ayuda, después de recibir la carta de dos separados que pertenecían al movimiento.