Las supersticiones de Año Nuevo son prácticas bastante extendidas entre las personas que buscan mejorar su futuro poniendo su esperanza en actividades como salir a correr con maletas, comer 12 uvas o vestir prendas de color amarillo.
Sin embargo, la Iglesia Católica enseña que todo tipo de superstición es contraria a la fe cristiana.
Estas son algunas razones por las que no debemos creer en las supersticiones de Año Nuevo.
La superstición es un pecado contra el primer mandamiento
En el numeral 2110 del Catecismo de la Iglesia Católica se señala que el primer mandamiento prohíbe la superstición, la cual “representa en cierta manera una perversión, por exceso, de la religión”.
El Catecismo indica que la superstición puede afectar también al culto que damos al verdadero Dios, “cuando se atribuye una importancia, de algún modo, mágica a ciertas prácticas”.