El limosnero pontificio, Cardenal Konrad Krajewski, ha viajado nuevamente a Ucrania para llevar la ayuda recolectada en las últimas semanas y entregarla a la población, para que pueda soportar el crudo invierno en medio de la guerra.
En un comunicado enviado ayer, el Dicasterio para el Servicio de la Caridad informó que el Purpurado "partió nuevamente hacia Ucrania", enviado por el Papa Francisco.
"Con su presencia, además del consuelo en la fe, el Cardenal tiene la intención de llevar al martirizado pueblo ucraniano el fruto de la solidaridad recogida en estas últimas semanas: generadores de electricidad, vestimentas térmicas, etc.", indicó el dicasterio.
A finales de noviembre, cuando la invasión rusa cumplió nueve meses, la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que los ataques de Rusia contra la infraestructura energética de Ucrania tendrán consecuencias sobre el sistema sanitario del país.
El director regional de OMS en Europa, Hans Kluge, dijo a la prensa que se calcula que "entre dos y tres millones de personas más abandonen sus hogares en busca de calor y seguridad".
"Ucrania se enfrentará a retos sanitarios únicos, como infecciones respiratorias como la covid, neumonía y la gripe. Además del grave riesgo de difteria y sarampión en la población no vacunada", señaló.