El sacerdote progresista chileno acusado de abusos, Felipe Berríos, renunció a la Compañía de Jesús (Jesuitas) tras las denuncias en su contra y aseguró que se ha sentido maltratado por la Compañía.
El religioso fue suspendido de sus funciones en mayo, luego que se conociera una denuncia por abusos, que lo obligó a dejar Antofagasta, y fijar su residencia en Santiago de Chile a la espera de la investigación canónica.
Sin embargo, en las últimas semanas el sacerdote decidió terminar con la restricción y renunció a la Compañía de Jesús para regresar al norte del país.
En la carta donde anuncia su renuncia a los Jesuitas, Berríos dice ser inocente y haber "sido denunciado de hechos que no he cometido".
El religioso asegura no comprender "por qué el gobierno de la provincia insinúa en sus declaraciones que se me ha investigado por hechos que podrían constituir delitos graves".
Asimismo, asegura que no se han respetado sus derechos fundamentales, y que el proceso ha sido "poco transparente, con tiempos ilimitados, mitad secreto y mitad público". Por eso, indica que ha llevado el asunto a la justicia penal, "que garantiza procesos transparentes y públicos", declaró.