El monje benedictino P. Antolín Pablos Villanueva fue perseguido por causa de su fe primero en México y después en su España natal, donde fue mártir, fusilado por odio a la fe. Antes de expirar, guardó su último aliento para gritar: "¡Viva Cristo Rey!".
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Antolín fue el primero de los cuatro hijos de Juan y Antonia. Vino al mundo en la villa ducal de Lerma (Burgos, España), donde su padre ejercía de panadero.
A los 13 años ingresó como oblato en la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos. Pasados 11 años, fue ordenado sacerdote, en 1896. Después de un par de años ampliando estudios en París, volvió a su monasterio de origen como archivero.
Sin embargo, apenas ejerció como tal, pues fue destinado, a su pesar, a México, para explorar una posible fundación benedictina. Entonces el país azteca estaba bajo el poder del revolucionario Porfirio Díaz.
Después de cuatro años, regresó a España, pero en 1909 fue de nuevo enviado a México. En esta ocasión para iniciar la fundación benedictina de San Rafael en la capital, donde hoy se ubica la iglesia del mismo nombre.