VATICANO,
A Roma llegan millones de turistas cada año para admirar su belleza eterna. Sin embargo, existe una Roma "invisible", oculta a los ojos de aquellos visitantes con billete de retorno.
Más allá de sus imponentes catedrales, sus calles de película y fascinantes museos, en la capital italiana hay un mundo escondido, formado por jóvenes sin rumbo que encuentran su camino gracias a personas como la Hermana María José.
Esta religiosa de la Comunidad Misioneras de Cristo Resucitado, en Argentina, realizó los votos con tan solo 19 años y hace ya 18 que dejó su natal Buenos Aires para continuar su misión en Roma.
María José Rey Merodio comenzó ayudando en la pastoral juvenil de la Universidad Sapienza, donde las misioneras de su comunidad trabajaban sobre todo en los ámbitos de la medicina y psicología.
El mundo en una estación de tren
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que Dios le llamaba a ir más allá, y ayudar a otros jóvenes menos afortunados, aquellos que vivían en la estación de tren Tiburtina y que apenas tenían para comer.