VATICANO,
El Papa Francisco se reunió este 4 de noviembre con el Consejo Musulmán de Ancianos y con el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, en la Mezquita del Sakhir Royal Palace del Reino de Bahrein.
"Queridos amigos, hermanos en Abraham, creyentes en el único Dios, los males sociales e internacionales, los económicos y los personales, así como la dramática crisis ambiental que caracteriza los tiempos actuales y sobre la que hoy se ha reflexionado, provienen a fin de cuentas del alejamiento de Dios y del prójimo. Por lo tanto, nosotros tenemos una tarea única e imprescindible, la de ayudar a reencontrar estas fuentes de vida olvidadas, de volver a llevar a la humanidad a beber de esta sabiduría antigua, de volver a acercar a los fieles a la adoración del Dios del cielo y también acercarlos a los hombres, para quienes Él hizo la tierra", dijo el Santo Padre.
A continuación, el discurso pronunciado por el Papa Francisco:
Querido Doctor Ahmad Al-Tayyeb, Gran Imán de Al-Azhar, queridos miembros del Consejo Musulmán de Ancianos, queridos amigos, As-salamu alaykum.
Los saludo cordialmente, deseando que la paz del Altísimo descienda sobre cada uno de ustedes; sobre ustedes, que buscan promover la reconciliación para evitar divisiones y conflictos en las comunidades musulmanas; sobre ustedes, que ven en el extremismo un peligro que corroe la verdadera religión; sobre ustedes, que se comprometen en disipar interpretaciones erradas que a través de la violencia tergiversan, instrumentalizan y dañan un credo religioso. Que la paz descienda y permanezca con ustedes, que desean difundirla inculcando en los corazones los valores del respeto, de la tolerancia y de la moderación; sobre ustedes, que se proponen fomentar relaciones amistosas, mutuo respeto y confianza recíproca con todos aquellos que, como yo, adhieren a una fe religiosa distinta; sobre ustedes, hermanos y hermanas, que quieren favorecer en los jóvenes una educación moral e intelectual que se oponga a cualquier forma de odio y de intolerancia. As-salamu alaykum.
Dios es fuente de paz. Que nos conceda ser, en cualquier lugar, canales de su paz. Ante ustedes quisiera reiterar que el Dios de la paz nunca conduce a la guerra, nunca incita al odio, nunca respalda la violencia. Y nosotros, que creemos en Él, estamos llamados a promover la paz a través de instrumentos de paz, como el encuentro, las tratativas pacientes y el diálogo, que es el oxígeno de la convivencia común.