REDACCION CENTRAL,
Hoy recordamos la vida de San Martín de Porres, religioso dominico conocido por su cuidado de los enfermos, sobre todo de los desahuciados y pobres en los tiempos del Virreinato del Perú.
Martín, santo patrono de los trabajadores de la salud pública, solía decirles a los enfermos la frase: "Yo te curo, Dios te sana". Estas palabras sugerían que él ponía todo de su parte para sanar el cuerpo físico, mientras que Dios era el que en realidad actuaba a través de él y sanaba lo más importante: el alma.
Después del año 1603, cuando Martín profesó sus votos como hermano laico dominico, fue asignado a la enfermería del Convento de los Dominicos del Rosario en Lima, donde aprendió el arte de la medicina y pasó largas horas con los enfermos y moribundos, en particular esclavos y pobres.
En la década de 1610, a los 34 años, Martín de Porres se hizo cargo de la enfermería y empezó a hacerse conocido por los milagros atribuidos a su intercesión.
"Según los testimonios de la época, a veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras, bastaba tan solo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación", indica el ensayo "Un Cirujano Llamado San Martín De Porras" (2019).
A lo largo de este período, su ministerio con los enfermos, tanto ricos como pobres, se extendió mucho más allá de los confines del convento y estableció un orfanato y un hospital.