San Artémides Zatti
Nació en Boretto (Italia) el 12 de octubre de 1880. Desde los nueve años tuvo que empezar a trabajar para llevar un poco de dinero a su casa, pues su familia era muy humilde.
En 1897, a causa de la lamentable situación económica, su familia tuvo que emigrar a Bahía Blanca (Argentina).
Allí, él frecuentó una asociación escolar que estaba dirigida por los salesianos. Poco a poco fue percibiendo en su interior una especial sintonía con la vocación religiosa salesiana, hasta que en un momento decidió optar por consagrar su vida al Señor como hermano coadjutor, siendo admitido en 1900 en la Casa de Bernal como aspirante por Monseñor Cagliero.
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Después de un tiempo, se le confió a los cuidados de un joven sacerdote tuberculoso; experiencia que hizo que contrajera la enfermedad. Así, ingresó al Hospital de San José, dirigido por un sacerdote y médico llamado Evaristo Garrone.
Artémides le hizo una promesa a María Auxiliadora, que fue consagrar su vida a los enfermos en caso de curarse. Luego, contra todo pronóstico médico, sanó y pudo cumplir su promesa, ocupándose primero de la farmacia del hospital y, más adelante, a raíz de la muerte del P. Garrone, asumiendo la completa responsabilidad del hospital.
Siempre vivía dedicándose a sus enfermos, a quienes visitaba diariamente. Se le llamaba "el infatigable enfermo" o "el amigo de los pobres". Pasó 50 años de su vida trabajando en el hospital.
En 1913, Artémides fue el alma de la construcción del nuevo hospital, que permitió acoger y cuidar a más enfermos.
En 1950, luego de caer por una escalera, tuvo que guardar reposo, parando así su labor por un tiempo. Poco después se le detectó un cáncer del que murió el 15 de marzo de 1951 en Viedma, a los 70 años.
Él se entregaba a los demás sin cálculo ni medida, pues veía en cada enfermo al Señor mismo. Sus "órdenes" a la enfermera han quedado en las memorias de todos: "Prepare un lecho para el Señor", "¿Tienes sopa caliente y vestidos para un Jesús de 10 años?".