En el marco de la conmemoración de los 60 años del inicio del Concilio Vaticano II, el Arzobispo de Miami (Estados Unidos), Mons. Thomas Wenski, explicó cuál fue su verdadero propósito, frente a quienes lo malinterpretan o malentienden.
En una homilía pronunciada el 11 de octubre, Fiesta de San Juan XXIII y día en el que se cumplían los 60 años del inicio del Concilio Ecuménico Vaticano II, Mons. Wenski lamentó que "a lo largo de los años, algunos han malinterpretado el concilio, otros simplemente lo han malentendido".
"Un malentendido común, y una mala interpretación, fue que el Concilio quería actualizar la Iglesia, para que la Iglesia se adaptara a los tiempos", dijo el Prelado estadounidense.
Sin embargo, precisó, "la intención de Juan XXIII, y la 'actualización' que el Concilio pretendía lograr, no era someter a la Iglesia al espíritu de la época actual. Juan XXIII no buscaba cambiar la Iglesia, al menos en lo esencial".
Lo que buscaba San Juan XXIII, explicó Mons. Wenski, era "cambiar el mundo por el poder del Evangelio de Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre".
"El Concilio Vaticano II se trataba de que la Iglesia se redescubriera a sí misma como un movimiento esencialmente evangélico. El propósito de la Iglesia es, como siempre lo fue, anunciar a Jesucristo, quien nos salva de nuestros pecados y nos lleva a una nueva esperanza", subrayó.