El Papa Francisco celebró el sábado una Misa para el Cuerpo de la Gendarmería Vaticana en la que les invitó a renovar constantemente su vocación para no caer en la tibieza, y señaló que Cristo pide a sus discípulos un espíritu fuerte y no uno tímido.
La Eucaristía fue celebrada en la Gruta de Lourdes de los Jardines Vaticano tras la fiesta de San Miguel Arcángel, patrono de la Gendarmería Vaticana.
En su homilía, el Santo Padre invitó a los gendarmes a renovar su vocación de servicio. "Esta es una celebración para rezar de tal manera que el Seño reavive la vocación de cada uno de nosotros, hoy la de ustedes gendarmes, y la haga crecer", señaló.
En ese sentido, el Papa Francisco explicó que "cuando una cosa no se reaviva, se apaga; cuando una cosa no crece, no se mueve, se corrompe".
"El agua quieta es la primera en corromperse. Por esto siempre en la vida es necesario ir adelante, se necesita crecer, reavivar, retomar, retomar la 'ilusión' de la vocación. Casi todos ustedes, cada uno –quiero pensar bien–, entró en la Gendarmería por una vocación, un deseo de hacer algo bueno, como servicio, como crecimiento", indicó.
Sin embargo, alertó el Pontífice, "como sucede también a nosotros los sacerdotes, a todos, uno se acostumbra; y cuando uno se acostumbra, en vez de crecer, va hacia abajo, desciende, desciende…y ahí nace es cosa tan fea en nuestra vida de sacerdotes, que es de servicio: nace la tibieza, el ser tibios".