El que fuera exorcista oficial del Vaticano, P. Gabriele Amorth fue hijo espiritual de San Pío de Pietrelcina y se confesó durante 26 años con el fraile franciscano capuchino que experimentó los estigmas de Cristo.
El exorcista también fue el encargado de llevar en helicóptero al P. Pío una imagen de la Virgen de Fátima antes de su muerte. Así lo atestigua a ACI Prensa Paloma Pía Gasset, autora de “Testigos directos del Padre Pío” (ED. Custodian Books).
La autora recopila en este volumen que se acaba de publicar en España una serie de entrevistas realizadas desde hace años con personas que trataron muy directamente con el santo capuchino.
Entre ellos se encuentran sor Consolata di Santo, la primera religiosa que llevó al Padre Pío a su hospital Casa Alivio del Sufrimiento y testigo clave de su proceso de canonización, o el fotógrafo personal del franciscano Elia Stelutto.
También desfilan por las páginas de “Testigos directos del Padre Pío” Gemma di Giorgi, una niña que nació sin pupilas y cuya ceguera fue sanada gracias a la intervención del santo o Paolo Covino, sacerdote que administró la unción de enfermos al santo de los estigmas.
Sobre él la autora recuerda que la primera vez que le vio le advirtieron de que se parecía mucho al santo: “Era clavado al Padre Pío de mayor”, rememora.