MADRID,
Un artículo del diario madrileño ABC revela algunos pasajes del nuevo libro escrito por el Papa Juan Pablo II en el que ofrece memorias y meditaciones sobre su vida como obispo.
En “Levantaos, vamos”, la obra autobiográfica publicada con ocasión de su cumpleaños número 84, el Santo Padre narra la relación de su vocación con el sacramento de la Eucaristía.
“El manantial de mi vocación lo encuentro, palpitante, en el Cenáculo de Jerusalén. Doy gracias a Dios por haber podido rezar, durante el Gran Jubileo del año 2000 allí, en la ‘sala superior’ donde se desarrolló la Última Cena. En este momento vuelvo con el pensamiento a aquel jueves memorable, cuando Jesucristo constituyó a sus apóstoles en sacerdotes de la Nueva Alianza”, revela el Pontífice.
En otra parte del libro de seis capítulos, Juan Pablo II ofrece algunos alcances sobre la relación que debe entablar el obispo con los científicos. Según el Papa “es notorio que no todos los obispos muestran un interés particular por el diálogo con los estudiosos. Sin embargo, en mi opinión, vale la pena que los sacerdotes y los obispos entren personalmente en contacto con el mundo de la Ciencia y sus protagonistas.
En esa misma línea, expresa que tanto obispos como presbíteros “deben mantener una relación estrecha con la vida universitaria: leer, reunirse, discutir, informarse sobre lo que allí sucede”.
Un recuerdo especialmente emotivo es el que revela la influencia en el corazón del Papa del conocido canto “Pescador de hombres” tanto en el Cónclave de 1978 como en la actualidad, al citar el estribillo: “‘Señor, me has mirado a los ojos,/ sonriendo has dicho mi nombre,/ en la arena he dejado mi barca,/ junto a ti buscaré otro mar’”.