Toronto,
Una extensa investigación publicada la agencia LifeSite News, demuestra las raíces racistas del movimiento controlista-abortista y evidencia que esta herencia se mantiene vigente en la actualidad, incluso con el desconocimiento de ciertos activistas que promueven la ideología anti-vida convencidos de que están “haciendo el bien”.
El documento de 66 páginas lleva por título “El Racismo Inherente del Control Poblacional” y ha sido escrito por Paul Jalsevac.
De acuerdo a la agencia, el texto explica “la rapidez de los masivos cambios sociales que han ocurrido en las últimas décadas y porqué fueron permitidos; así como las razones que llevaron a gobiernos, cortes, instituciones educativas, medios de comunicación y las Naciones Unidas a emprender políticas tan destructivas contra la vida, familia, religión tradicional y hasta ciertas libertades”.
Según recuerda la agencia, a finales de la década del ’60 y principio de los ‘70s, el aborto comenzó a proliferar en muchas naciones occidentales. “Al mismo tiempo llegó una explosión de divorcios, uso de anticoncepción, la llamada liberación sexual y el desprecio por la moral general, la vida familiar y el respeto por la vida humana. No es coincidencia que todo esto haya resultado en una caída masiva de los nacimientos a nivel mundial y las dramáticas consecuencias económicas y sociales del choque demográfico”.
La agencia precisa que “poco después que el aborto fue legalizado en Norteamérica, casi todos los activistas que se involucraron en la lucha pro-vida no se dieron cuenta de a quién y qué se estaban oponiendo”.
“No tenían idea entonces, y lamentablemente, la mayoría aún no la tiene, de que el aborto era solo una parte de agendas internacionales mucho más amplias, respaldadas por varias organizaciones e individuos con intereses y ambiciones comunes”, sostiene.