En más de una ocasión Benedicto XVI meditó sobre la belleza y su estrecha relación con Dios. En el Día Internacional de la Belleza, que se celebra cada 9 de septiembre, recordamos 5 de sus reflexiones.
1.- “Nada es demasiado bello para Dios”
En septiembre de 2008, Benedicto XVI se encontró en la Catedral de Notre Dame de París (Francia), con sacerdotes, religiosos, seminaristas y diáconos, con quienes rezó las Vísperas.
Benedicto XVI dijo que “las liturgias de la tierra, ordenadas todas ellas a la celebración de un Acto único de la historia, no alcanzarán jamás a expresar totalmente su infinita densidad”.
“En efecto, la belleza de los ritos nunca será lo suficientemente esmerada, lo suficientemente cuidada, elaborada, porque nada es demasiado bello para Dios, que es la Hermosura infinita”, continuó.
“Nuestras liturgias de la tierra no podrán ser más que un pálido reflejo de la liturgia, que se celebra en la Jerusalén de arriba, meta de nuestra peregrinación en la tierra. Que nuestras celebraciones, sin embargo, se le parezcan lo más posible y la hagan presentir”, aseguró.