VATICANO,
Al recibir esta mañana en la Plaza de San Pedro a los peregrinos que participaron ayer en la canonización de Annibale Maria Di Francia, José Manyanet y Vives, Nimatullah Kassab Al-Hardini, Paola Elisabetta Cerioli y Gianna Beretta Molla, el Papa Juan Pablo II hizo un llamado a imitar la piedad filial mariana de los nuevos santos.
Al centrar su breve discurso en la devoción mariana de los santos, el Pontífice recordó que “San Annibale Maria di Francia se preciaba de llevar desde el bautismo el nombre de la Virgen, a quien le gustaba llamar ‘Madre mía’. Nutría por Ella una devoción tiernísima y ardiente y la invocaba como Madre de la Iglesia y Madre de las vocaciones”.
Para San José Manyanet, la Virgen fue “instrumento elegido para promover el bien de la familia junto con la educación de los niños y los jóvenes”, afirmó.
“El rezo del Rosario dio ritmo a las jornadas de San Nimatullah Al-Hardini desde su infancia. A lo largo de su vida encontró en la Madre de Dios, la Inmaculada Concepción, el modelo de fidelidad a Cristo a la que tendía”, agregó luego el Pontífice, al referirse al nuevo santo libanés.
De Santa Paola Elisabetta Cerioli, esposa y madre, Juan Pablo II destacó que “en la escuela de María supo transformar el amor natural en sobrenatural, dejando que Dios dilatase su corazón de madre”.
devoción a la Virgen