Aunque la Iglesia universal la recuerda el día 23 de este mes, el próximo 30 de agosto muchos católicos celebran la fiesta de Santa Rosa de Lima, la primera santa de América, fallecida el 24 de agosto de 1617.
Uno de los lugares que recibe a miles de personas que buscan la intercesión de Isabel Flores de Oliva, su nombre de nacimiento, es el Santuario de Santa Rosa de Lima, ubicado en el centro histórico de la capital del Perú.
Largas filas se forman desde muy temprano a la espera de poder dejar una carta con las intenciones personales en el llamado “pozo de los deseos” de Santa Rosa de Lima, que originalmente proveía de agua a la casa de la familia Flores de Oliva.
Según la tradición, Santa Rosa lanzó a este pozo de 19 metros de profundidad la llave del candado de la cadena que tenía ceñida, una de las varias penitencias que cumplía con la intención de acercarse cada vez más a Dios, expiando sus pecados y los de los demás.
La tradición relata que un día, al sufrir un gran dolor, le pidió a Dios que se abriera el candado, pedido al que el Señor respondió para ayudarla.
Sin embargo, según explica un reportaje de EWTN Noticias, existe otra versión de la historia que cuenta que Santa Rosa de Lima nunca echó la llave al pozo.