21 de noviembre de 2024 Donar
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El entierro de Santa Rosa de Lima y su “encuentro” con Santa Catalina y Santo Domingo

Santa Rosa de Lima subiendo a la gloria del cielo mientras es recibida por Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena / Crédito: Abel Camasca - EWTN

Santa Rosa de Lima, la primera santa del continente americano, partió a la Casa del Padre con una gran fama de santidad, lo que hizo que el pueblo entero se volcara a las calles.

Los últimos años de su vida, Santa Rosa de Lima permaneció en la casa de sus padrinos, la familia De la Maza, por problemas con su salud, y vivía en una habitación que escogió en la zona de la servidumbre y de los esclavos.

Después de una intensa agonía, Rosa de Santa María murió el 24 de agosto de 1617 acompañada de personas muy cercanas. Se dice que padeció de tuberculosis, pero su salud estaba tan resquebrajada por servir a los pobres y enfermos y por sus mortificaciones, que incluso había tenido una parálisis de medio cuerpo. 

Para inmortalizar su rostro, el pintor de la familia De la Maza, Angelino Medoro, retrató un cuadro póstumo que ha quedado hasta nuestros días.

El cuerpo fue llevado hasta la actual Basílica de Nuestra Señora del Rosario de los dominicos, ubicada a unos 15 minutos caminando desde la casa de los De la Maza.

Para ello se organizó una solemne procesión, en la que participaron el Virrey, los altos funcionarios de la época y el pueblo entero se abalanzó a venerarla.

Se dice que se le tuvo que cambiar la vestimenta varias veces y que hasta le arrancaron un dedo del pie porque la gente se desesperaba por tener una reliquia de la que sería la primera santa de América.

Santa Rosa fue sepultada en el interior del convento de Santo Domingo por un pedido de ella, quien expresó: "Hago donación de mi cuerpo a mis hermanos dominicos".

Según cuenta Rubén Enzian, guionista y productor de la serie Santa Rosa de Lima de EWTN, quien tuvo acceso a los archivos del proceso de canonización de la santa, las crónicas hablan de una señora llamada Luisa Melgarejo, considerada en esa época como una "alumbrada" o muy devota, que atestiguó haber tenido una visión luego de que Rosa muriera.

"Ve a Santa Rosa, que la esperan con rosas los ángeles, entrando al cielo, y se ve al padre Santo Domingo, se ve a Santa Catalina de Siena recibiéndola. Lo que le llaman el tránsito que tuvo Luisa de Melgarejo y que en ese momento se tomó nota de lo que ella estaba diciendo como una especie de éxtasis", describe Enzian.

Cabe resaltar que Luisa de Melgarejo vivía justo al frente de la iglesia de San Pedro, confiada a la Compañía de Jesús (Jesuitas) en el centro de Lima, y solía ver a la santa que iba al templo a confesarse. Además, fue ella quien la presentó a la familia De la Maza. El Señor Gonzalo De la Maza era el contador del Virrey y fue quien anotó la visión de Luisa.

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