En la historia de San Juan Bosco, cuyo cumpleaños 209 se celebrará el próximo 16 de agosto, se cuenta que la Virgen María se le presentó en sueños y le pidió insistentemente cuidar a las mujeres, a quienes nuestra Señora llamó sus "hijas".
Cierto día Don Bosco soñó que estaba en una plaza de Turín (Italia) y vio a un grupo de niñas que jugaban alborotadas, cantaban, gritaban y parecían abandonadas.
Las pequeñas, al ver al Santo de los jóvenes, corrieron hacia él exclamando: "Encárguese también de nosotras". Pero él intentó alejarse diciendo que no podía, que estaba sobrecargado con muchos niños y que otros se encargarían de ellas.
En eso, un grupo de mujeres jóvenes mayores que estaban apartadas de los juegos se le acercaron y con palabras más suplicantes le dijeron: "¡Como ve, estamos abandonadas!". De pronto apareció una noble señora de rostro resplandeciente como el sol que con insistencia le repitió a Don Bosco: "Cuida de ellas, ¡son mis hijas!".
De acuerdo al libro El camino del instituto a lo largo de un siglo, de Sor Giselda Capetti, hija de María Auxiliadora, desde ese entonces Don Bosco empezó a cambiar su postura sobre el apostolado femenino y con el paso del tiempo fue expresando la idea de fundar una comunidad religiosa de mujeres.
Más adelante conoció a la joven Santa María Mazzarello y sus amigas, quienes tenían una comunidad dedicada a ayudar a las niñas en Mornese (Italia), y les propone vivir un reglamento de vida.