La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), recordó este 31 de julio el segundo año del ataque contra la imagen de la Sangre de Cristo, un histórico crucifijo que quedó calcinado luego que un desconocido lanzó una bomba incendiaria a una de las capillas de la Catedral de Managua.
Bajo el título de "Imagen de la Sangre de Cristo calcinada nos sigue acompañando", la CEN señaló en su página de Facebook que "el 31 de julio de 2020 fue una jornada cargada de dolor para los fieles en Nicaragua".
"Ese día, en la Catedral de Managua, se produjo un ataque incendiario y como consecuencia, una imagen totalmente desfigurada y calcinada de la Sangre de Cristo", recordó.
El viernes 31 de julio de 2020 un desconocido ingresó a la capilla de la Sangre de Cristo, en la Catedral de Managua, y lanzó una bomba incendiaria que dañó severamente el recinto y el crucifijo de 382 años, ante la cual San Juan Pablo II se arrodilló en su segunda visita a la ciudad en febrero de 1996.
Durante los días siguientes obispos y fieles de varios países expresaron su solidaridad con la Iglesia en Nicaragua. El Arzobispo de Managua, Cardenal Leopoldo Brenes, calificó el hecho como un "acto de terrorismo".
En agosto de ese año la Arquidiócesis de Managua lanzó una campaña para recaudar fondos para restaurar la capilla y el crucifijo.