VATICANO,
En el Ángelus de este domingo 31 de julio, un día después de regresar de su viaje apostólico a Canadá, el Papa Francisco advirtió acerca de la codicia, una enfermedad que destruye a las personas.
Desde el Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre reflexionó acerca del Evangelio de este domingo y explicó que "la ambición desenfrenada por las posesiones, siempre queriendo enriquecerse, es una enfermedad que destruye a las personas".
"Porque el hambre de posesiones es adictiva. Especialmente los que tienen mucho nunca están satisfechos: siempre quieren más, y sólo para ellos mismos", explicó a continuación.
Ante los fieles presentes en la Plaza de San Pedro en esta mañana calurosa de julio, el Papa Francisco lamentó las ocasiones en las que los hermanos se pelean por las herencias y aseguró que "la codicia es también una enfermedad peligrosa para la sociedad".
"Por su culpa -continuó el Papa-, hemos llegado hoy a otras paradojas, a una injusticia como nunca antes en la historia, donde unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco".
"Pensemos también en las guerras y los conflictos: el ansia de recursos y riqueza está casi siempre implicada. ¡Cuántos intereses hay detrás de una guerra! Sin duda, uno de ellos es el comercio de armas", apuntó el Papa Francisco.